Carlos Carrizosa
La nueva ley sobre la lengua de las aulas catalanas es el escenario perfecto para que todos los partidos tiren de tacticismo político. Ciudadanos también. Ha visto la nueva norma que indica que el catalán será lengua vehicular y el castellano, lengua de aprendizaje como un salvavidas a su camino hacia la desaparición del mapa político catalán, especialmente en el Parlament. Ha llegado a comparar la norma con las leyes de desconexión que se aprobaron a principios de septiembre de 2017, el momento más grave de la democracia en Cataluña. Es una estrategia como otra y los resultados en las urnas dirán si era adecuada o, de nuevo, resulta un fracaso para sus intereses como partido. Por ahora, los precedentes les acercan más a lo segundo.