Joan Canadell
Cuando la ANC ganó las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona no dudó ni un minuto en poner a la organización de dinamización empresarial a remar hacia su objetivo político. Lo habían anunciado. Ese era el gran objetivo de la llamada marea amarilla, que no ha conseguido cotas de poder destacables en ningún otro ámbito ni empresarial ni sindical, a pesar de que esto desvirtúe la influencia que había tenido hasta la fecha la entidad. Más allá de que los comicios estén bajo la lupa de los tribunales.
Pero su hasta ahora presidente no se ha limitado a defender la independencia catalana desde la institución. También la ha usado como plataforma personal para dar el salto a la política por la puerta grande, en un número tres de la lista de JxCat de Barcelona que le acerca a la presidencia de la formación por la situación judicial de los dos primeros. Canadell no se ha cortado ni un pelo en poner a la Cámara ya no solo a remar por los intereses de un proyecto político en genérico, sino también por el suyo personal.