Ester Capella
Dar la cara ante los trabajadores es un requisito básico de cualquier persona que esté al frente de un equipo, y dedicarse a lo público no exime de las obligaciones con la parte social. Parece que la consejera de ERC no tiene muy claro este principio e intenta evitar recibir de forma directa las críticas de los sindicatos de prisiones, un colectivo profesional que está al límite y exige recursos.
La maniobra de Capella en el Parlament para no darles audiencia se debería resarcir y los partidos políticos (incluidos los republicanos) deberían evitar que se repitiera. Falta poco para que se acabe la legislatura, pero ni siquiera se entiende que el mismo Govern que exprime el tiempo para sacar adelante una ley como la de cámaras de comercio --cambia de forma radical la concertación social en Cataluña--, se niegue a convocar la comisión de Justicia para eludir a los sindicatos.