Artur Mas
Artur Mas no encuentra trabajo. No es que lo necesite, pues, como expresident, cuenta con una retribución del erario público que supera los 100.000 euros anuales, además de oficina --con varios empleados--, coche, chófer y seguridad. Pero quiere algo más. Sin embargo, no parece que su currículum político --el privado es casi inexistente-- le esté facilitando las cosas. Ninguna empresa ni entidad de primer nivel quiere contar con los servicios de quién puso en marcha un procés que ha terminado en desastre total. Su fracaso para dar el salto a la empresa privada supone, además, un duro golpe para los dirigentes independentistas que aseguran que el camino hacia la república cuenta con el apoyo del tejido empresarial catalán.