Borràs y el payaso
En política, algunos no serán recordados por su hábil oratoria, ni por sus propuestas, ni por su gestión. Serán recordados por querer salir en la foto y dar la nota. Este es el caso de Jordi Pesarrodona, que acudió al juicio que le procesaba no por ponerse al lado de un Guardia Civil con una nariz de payaso durante los hechos del 20 de septiembre en la conselleria de Economía, sino por su actuación en el referéndum del 1-0 cuando era, todavía, concejal de ERC.
Pesarrodona llegó con un escaso apoyo en la calle. Sí estaban los diputados de JxCat en el Parlament, Eduard Pujol, y la líder del grupo parlamentario del Congreso, Laura Borràs. La diputada, en solidaridad con Pesarrodona, lucía una mascarilla con nariz de payaso.
Borràs pasará seguramente a la historia por tres cosas. Dividir el grupo de JxCat por la mitad, su juicio por presunta corrupción y por lucir una “horterada” de mascarilla. Una ocurrente idea que roza, cuando no traspasa, el ridículo.
Pero para ridículo, el que se vivió en la sala. El fiscal lleva un mes en Cataluña y no sabe catalán. El juez previendo las quejas del abogado del payaso Pesarrodona puso un traductor para que el ministerio público tuviera fiel reflejo de lo que allí se decía. La sorpresa vino cuando el abogado defensor se quejó de que la traducción restaba atención a sus palabras. Pidió la suspensión del juicio, cosa que el juez rechazó. En palabras del que fuera presidente del Congreso, Federico Trillo, “manda huevos”.