Cónsules honorarios y de carrera
El excónsul de Grecia en Barcelona, Fernando Turró, ha sido el último diplomático honorario cesado por su apoyo al proceso independentista, pero no será el último. El ministro de Exteriores, Josep Borrell, está muy atento a las actividades de no pocos cónsules honorarios subyugados por las supuestas excelencias de la nonata república catalana.
En el pasado fueron cesados por los mismos motivos el cónsul de Finlandia, Albert Ginjaume, que organizaba comidas de cónsules con políticos nacionalistas; el de Letonia, Xavier Vinyals, por colocar una estelada en el balcón de consultado; y el de Filipinas, Jordi Puig, por participar, como Turró, en manifestaciones independentistas.
El malestar entre los cónsules de carrera con sus "colegas" honorarios es mayúsculo. Les acusan de no distinguir entre sus funciones y sus aficiones, de dar una mala imagen del cuerpo consular acreditado en Barcelona y de exhibir posiciones políticas incompatibles con el desempeño diplomático. Fuentes de Exteriores apuntan que casi dos tercios de los cónsules del tercio honorario están bajo la lupa de Borrell.