El Barça Femenino ha culminado una temporada insólita y exitosa a partes iguales como ganador de un póker de títulos: Liga F, Copa de la Reina, Champions League y Supercopa de España. La hegemonía aplastante en España, ratificada también en Europa, supone el adiós de algunos pesos pesados del proyecto. El campeonato doméstico estatal carece de la emoción y la competitividad suficientes a diferencia de la Women's Super League inglesa o de la NWSL de Estados Unidos. Al menos, desde la perspectiva del FC Barcelona, campeón invicto en Liga sin despeinarse.
Pese a que otros equipos ingleses tientan a las estrellas azulgranas con ofertas superiores a las del club catalán, la principal motivación para cambiar de aires radica en factores deportivos. La realidad refleja que el Barça solo sufre dificultades frente a tres o cuatro rivales en competiciones europeas. Las reinas del fútbol femenino necesitan nuevas metas para no estancarse en el camino eterno hacia la perfección. Y el proyecto de Superliga Femenina se erige como una solución ideal para construir una competición apropiada al nivel de Aitana Bonmatí, Alexia Putellas y cía.
Más competitiva
Se trata de un formato en estado embrionario, con pocas certezas y muchas incógnitas. En un deporte todavía a medio camino de la profesionalización en el continente europeo, la Superliga Femenina contaría con 32 equipos, divididos en dos ligas: Star League y Gold League. Cada una se dividirá en dos grupos, de ocho clubes cada uno. Se enfrentarán todos contra todos en una temporada con dos vueltas, hasta asegurarse un mínimo de 14 partidos por equipo.
Los dos peores conjuntos de la división Star descenderán a Gold. Para asegurar el acceso a la competición del resto de clubes en las ligas domésticas, los cuatro últimos de la Gold League serán sustituidos por cuatro equipos de las ligas domésticas. En conclusión, a lo sumo, el campeón de la Champions League Femenina disputa 11 encuentros: 6 de fase de grupos, dos de cuartos, dos de semifinales y la final.
Más partidos de alto nivel
La entrada en vigor de la Superliga aumentaría el número de partidos entre los mejores participantes de todo el continente. Más diversión asegurada para el fanático del fútbol femenino. Y más incentivos para que las cracks del Barça quieran permanecer en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. La Champions actual sabe a demasiado poco, con tan solo 16 equipos.
Y ya de por sí, el equipo catalán pasa a cuartos de final sin despeinarse. Solo el Benfica pudo sacar un empate en Portugal, en un duelo intrascendente con el equipo de Jonatan Giráldez ya clasificado. Con la final de Bilbao, el gigante catalán suma tres de las últimas cuatro Champions en sus vitrinas.
Incentivo económico
A nivel económico, se desconoce el potencial de la Superliga Femenina. En la masculina, el fondo norteamericano JP Morgan acordó inicialmente una inyección económica de 3.525 millones. El respaldarazo financiero aseguraría la supervivencia de la competición las tres primeras temporadas. No ha trascendido qué montante se destinaría al fútbol femenino.
Actualmente, la Champions Femenina reparte 11,5 millones gracias al contrato de derechos audiovisuales firmado por DAZN para el tramo 2021-25. Una cantidad in crescendo de la que el Barça como campeón se ha embolsado casi 1,4 kilos.
La distancia sideral entre la Liga F y la Premier
En España, la Liga F avanza con paso más lento en su expansión económica cuando cumple su segunda temporada desde su profesionalización. El Barça Femenino no tiene rival ni en los terrenos de juego ni en los despachos. El club azulgrana se ha pasado el juego y ha levantado los últimos cinco entorchados estatales ininterrumpidamente desde 2019 hasta 2024. Con 16 equipos, la temporada no llega a su fin hasta el mes de junio. De 28 jornadas, el equipo azulgrana ha vencido en 27 y ha empatado una.
Lógicamente, el pastel de los derechos televisivos a repartir es menor que en competiciones europeas. Los 16 clubes españoles de la máxima categoría se dividen 6,2 millones gracias a los 35 millones abonados por DAZN para el tramo 22-27. El Barça ha ingresado 609.719 euros del reparto televisivo y el Real Madrid 540.850. Por detrás de la Women's Super League (WSL), que alimenta a sus 12 clubes con más de 9 kilos por temporada --hasta 2024-- procedentes del acuerdo con BBC y Sky. Más dinero a percibir entre menos equipos.
Y, no menos importante, la Premier League masculina ha concedido un préstamo por valor de 23,4 millones sin intereses a la Women's Super League y la Women's Championship. Según informó Sky News, el crédito solo se devolverá una vez se hayan recaudado unos ingresos totales de 117 millones.
"Se marchan a mercados emergentes"
Inglaterra se ha convertido en el destino favorito de las futbolistas. No solo por el salto económico que les brindan respecto a otros equipos de la Liga F, sino debido al atractivo deportivo de la WSL. "Hay otras ligas que las ves y dan ganas de jugarlas", ha justificado Mariona Caldentey en su despedida el deseo de "probar algún reto nuevo". La delantera de 28 años abandonará el Barça como agente libre, con el más que probable rumbo al Arsenal FC.
El peligro acecha, y el propio Jonatan Giráldez, fichado por el Washington Spirit de la NWSL estadounidense advierte que "hay jugadoras que se marchan a mercados emergentes en busca de nivel competitivo". Asisat Oshoala fue la primera crack azulgrana en poner rumbo a la competición norteamericana en el mercado invernal para firmar por el Bay FC. Lo cierto es que el FC Barcelona no puede competir con el músculo financiero de Estados Unidos y Reino Unido.
Largo camino por recorrer en España
Pero la Liga F tampoco acompaña. El pasado mes de marzo, en una reunión con Beatriz Álvarez, presidenta de la competición, varias jugadoras del vestuario azulgrana manifestaron su preocupación por la falta de competitividad. Más allá del Barça, candidato poseedor del trono europeo, en el resto de equipos españoles no se aprecia la misma apuesta económica por el fútbol femenino. Por ende, la Liga F carece de los incentivos deportivos de las ligas más potentes.
Una profesionalización que no debe quedarse en la mera nomenclatura del campeonato, sino traducirse en hechos. Así lo ha transmitido Mariona en respuesta a Culemanía durante la rueda de prensa de su despedida: "La Liga española tendría que tener menos equipos, porque el número de partidos que jugamos en el calendario no es sano para las jugadoras. A partir de ahí, poder ir mejorando la estructura de los campos en los que jugamos, la visibilidad que se nos da. Que la Liga F no solo tenga el nombre de profesional sino que también sea profesional".
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