El Real Madrid y el FC Barcelona se plantan en la final de la Supercopa de España por segunda edición consecutiva. Arabia Saudí albergará un clásico de valor psicológico para volver a la Liga con la moral por las nubes y un título bajo el brazo. El Barça ha recuperado sensaciones tras vencer al Osasuna en las semifinales con cierta holgura en la segunda parte. Sin embargo, el conjunto blanco, rebosante de gol e intensidad planteará una batalla más seria en la final.
En poco o nada se asemejará la gran final con la ronda previa para el cuadro de Xavi Hernández. Existe una distancia abismal entre defender a José Arnaiz y Ante Budimir y cubrir a Vinicius Jr y Rodrygo Goes, escudados por la omnipresencia de Jude Bellingham en el frente de ataque.
Físico y velocidad
Tendrá que vigilar especialmente con las transiciones la zaga azulgrana, remozada con tres centrales y Alejandro Balde. Vini y Rodrygo están diseñados para los contraataques, conducidos por centrocampistas de largo recorrido como Fede Valverde y el propio Bellingham.
Si ya le cuesta al equipo azulgrana igualar el nivel de fútbol del cuadro merengue, lo tendrá todavía más difícil para equilibrar la lucha física. Portentos en los duelos individuales como los ya mencionados en la medular, Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga.
Arma secreta
El desgaste del Madrid en el derbi capitalino de semifinales hasta la prórroga juega a favor del Barça. Sin embargo, la escuadra madridista cuenta con numerosos jugadores creativos que generan superioridades en sus conducciones. Tras el regreso de Vini, Ancelotti puede alinear a su trío de ases en la delantera: Vinicius, Rodrygo y Bellingham.
El técnico italiano también guarda bajo la manga otro as. A diferencia de su homólogo Xavi, sí que echó mano de un revulsivo que puede ejercer de factor sorpresa en el segundo tiempo. Se trata de Brahim Díaz, autor del último gol en las semifinales ante el Atlético de Madrid. El canterano del Málaga destaca especialmente por su regate y calidad técnica con los pies. El atacante de 24 vio puerta también frente a la Arandina, y en media hora de acción contra el Mallorca estrelló un disparo en el palo. Será el antagonista de Vitor Roque, el arma secreta del Barça para el tramo final de clásico.
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