El Sevilla y el Real Madrid lucharon con la máxima intensidad un duelo que terminó en tablas (1-1). A lo largo de los 90 minutos, se sucedieron las escenas de tensión encima del terreno de juego. Saltaron chispas en cada balón aéreo que disputaban dos gladiadores como Sergio Ramos y Antonio Rudiger. En la primera parte, los dos centrales han protagonizado varios roces que no pasaron a mayores por la intervención de varios compañeros.
Primero, los zagueros del Sevilla y el Madrid tuvieron un encontronazo que terminó en abrazo cariñoso para quitar hierro al asunto. Cada uno se marchó por su lado y el partido prosiguió sin dificultades. Sin embargo, la tensión escaló al término del primer tiempo. Nuevamente, una disputa dentro del área para pugnar por una jugada a balón parado fue motivo de riña.
Ramos en estado puro
No hubo abrazo en esa ocasión. Los dos futbolistas se agarraron, y el defensor andaluz cogió de los mofletes a su rival alemán. El central camero empujó a Rudiger, que se reía a modo de provocación. Vinicius Jr, Kepa Arrizabalaga, David Alaba e Ivan Rakitic intervinieron con tal de separarlos. En la distancia, Ramos y su homólogo todavía intercambiaban improperios, que ya no tuvieron continuidad.
No es la única acción que mantuvo al ex del conjunto blanco en el ojo del huracán. El jugador de 37 años golpeó con el brazo en la cara a Jude Bellingham y salió impune de la infracción. También hizo una falta dura sobre Rodrygo Goes que le costó la advertencia del árbitro De Burgos Bengoetxea. No obstante, en la recta final de partido, frenó al centrocampista alemán mediante otra entrada excesiva, en aras de evitar una transición, que le costó la cartulina amarilla.
Trifulca con Vinicius
En los minutos finales, cuando iba a morir el partido en el descuento, Vinicius se calentó excesivamente al pedir el balón al guardameta local, Orjan Nyland, y le dio un empujón. El portero exageró la caída, pero dio paso a una trifulca en la que estuvieron envueltos los sevillistas Djibril Sow y Lucas Ocampos. El primero recibió la amarilla, junto a Vini, en una decisión salomónica del árbitro.