La precocidad de Lamine Yamal y Cubarsí malacostumbra a los culés: la escasa paciencia con los fichajes del Barça
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La profesión de futbolista de élite en el FC Barcelona tendría que figurar entre los oficios de riesgo. Al menos, en lo referente a la salud mental. La presión en la Ciutat Esportiva Joan Gamper pesa como en ningún otro lugar. El mejor Barça de la historia malacostumbró a los culés a la excepcionalidad de ganar todos los partidos. Pero hasta un genio como Pep Guardiola habla con conocimiento de causa.
"Ser entrenador del Barça es lo más difícil. Siempre ha sido así, y siempre será. A todos nos ha pasado. Aquí los disparos vienen de todas partes, y todos los días", dijo el técnico del Manchester City en TV3. Hay que estar hecho de otra pasta para triunfar vestido de azulgrana. Joyas como Lamine Yamal y Pau Cubarsí han normalizado lo insólito. Con 17 años han derribado la barrera del primer equipo a un ritmo de récord.
Experiencia en la Masía
A favor de estos talentos precoces, y otros tantos como Gavi, Alejandro Balde o Héctor Fort, juega la experiencia de la Masía. Ellos se han empapado gran parte de su infancia del ADN Barça y se han habituado a una filosofía de juego heredada del cruyffismo. En el momento de mayor necesidad económica y, en consecuencia, deportiva, le han brindado al barcelonismo el bálsamo de ilusión que necesitaba.
La lluvia de estrellas prematuras ha ahorrado millones de gasto en fichajes que la entidad no podía permitirse. Por contra, a los refuerzos que han llegado les ha pesado como una losa la etiqueta del precio. Y no se trataba de incorporaciones complementarias, sino, teóricamente, de desembolsos prioritarios. De ahí los casos de Raphinha, Vitor Roque y Ferran Torres, entre otros, a los que se ha juzgado sin paciencia y con la máxima exigencia.
Vitor Roque
Especialmente llamativo el caso de Tigrinho, que aterrizó en la capital catalana en diciembre de 2023 cuando una semana antes ni siquiera sabía si podría fichar por culpa del Fair Play. "Me enteré una semana antes, que estaba de vacaciones. Llego ahí, tengo pocas oportunidades, sin tiempo de adaptación. La verdad que pasé malos momentos ahí, pero siempre hay aprendizaje", ha confesado el delantero de 19 años en el programa Todo al verde.
Xavi Hernández, que solo lo alineó dos veces a sus órdenes, siempre normalizó las pocas oportunidades en vista de su etapa de formación y su corta edad: "Hay un debate que, para mí, no tiene sentido. Es un jugador en formación. Hay futbolistas que están por delante de él, así lo entiendo yo. Ha pasado toda la vida con futbolistas jóvenes".
El ejemplo de Vinicius
Los 30 millones de euros fijos más 31 en variables que costó el teórico relevo de Robert Lewandowski precipitaron más críticas sobre su rendimiento. Para Jordi Cruyff, exmiembro de la secretaría técnica azulgrana, el proceso de maduración conlleva un tiempo. El hijo del mítico Johan recordó el caso de Vinicius Jr en el homenaje a su padre en Sitges. Al 7 merengue lo mimaron en Madrid hasta su explosión a medio plazo.
"Hay que tener paciencia cuando viene un chico nuevo extranjero. Siempre me acuerdo de los primeros años de Vinicius en el Madrid. Esto pasa en Barcelona y quizás no habría tanta paciencia. El Madrid la tuvo y al final tiene un jugador diferencial", aconsejó Jordi sobre la evolución de Vitor Roque.
En la misma línea, Deco, su gran valedor, recordó el caso de Endrick en una entrevista con Mundo Deportivo y defendió al ex del Athletico Paranaense: "Desde que conozco el Barça, no recuerdo un ataque tan feo a un jugador joven como a Vitor Roque. Una crítica fea y con maldad, sin ningún sentido. Endrick está pasando el proceso normal de un jugador de 18-19. A Vitor Roque le han hecho bastante daño y ha sido duro verlo sufrir y cómo ha salido".
Raphinha: dos años
Solo un verano ha transcurrido para ver al atacante sonreír de nuevo, cedido por el Barça en el Betis. Cinco goles en 14 apariciones. Vitor Roque se ha impuesto en la batalla psicológica contar las inseguridades causadas por un aluvión de críticas. También Raphinha, que vio cómo el pasado verano numerosos culés pretendían su traspaso.
Tras dos años titubeantes, el 11 ha completado su metamorfosis como extremo izquierdo reconvertido y ha borrado de las mentes del barcelonismo el deseo de fichar a Nico Williams en su lugar. La base de su consolidación, el esfuerzo y la perseverancia que reafirmó en rueda de prensa: "Sabía que todavía tengo años de contrato y que para poder jugar aquí tenía que adaptarme a otras posiciones, dando siempre mi mejor versión. Si antes trabajaba al 100%, ahora al 200%".
Mentalidad de tiburón
El portador del brazalete de capitán esta temporada 24-25 escaló una montaña que parecía eterna durante dos cursos hasta ganarse el corazón de todo el barcelonismo. 58 kilos fijos y siete en variables se gastó la entidad catalana en su pase. Prácticamente lo mismo que los 55 millones desembolsados por Ferran Torres, otro ejemplo de resiliencia que se ganó el apodo de Tiburón con un inicio de campaña 23-24 ilusionante: tres goles en cuatro partidos oficiales.
El apodo se le concedió en honor a su mentalidad de tiburón y su celebración llevándose el dedo a la sién. Tras un año y medio de más sombras que luces, el delantero valenciano se aisló de las redes sociales para la temporada 23-24.
Aunque las lesiones musculares han cortado su progresión, el canterano valencianista todavía lucha por reivindicarse. Porque en can Barça, el club más difícil del mundo, tienes que estar hecho de otra pasta.