Hansi Flick prefiere morir de pie que vivir de rodillas. Lo tiene claro. El calendario asfixia a un Barça cansado, que no pudo igualar la intensidad de Osasuna y El Sadar. Aún así, el entrenador alemán optó por no modificar su plan. Pese a la plaga de lesiones, Flick no toca el esquema. Hace cambios y mete a los jóvenes. Así salió el Barça a por su octavo triunfo seguido, un equipo que acabó empequeñecido ante un Osasuna siempre hambriento delante de su afición (4-2).
A pesar de tener el récord del Tata Martino a tiro, las ocho victorias consecutivas en el estreno en Liga, Flick tenía en mente el partido contra el Young Boys, de Champions League. Sacó a Marc Casadó, Alejandro Balde, Iñigo Martínez, Raphinha y al más desequilibrante del equipo, Lamine Yamal. En su lugar salieron Pablo Torre, Gerard Martín, Sergi Domínguez, Ferran Torres y Pau Víctor.
El Barça de Flick fue fiel a sus valores, pero se quedó a medio camino. Arriesgaba y miraba hacia la portería de Herrera, siempre con Pedri llevando la batuta. Pero el partido se intuía complicado y así lo fue. Osasuna asfixiaba a los azulgranas, hoy vestidos de verde chillón, ante un Barça joven, más fácil de intimidar. Cubarsí y Domínguez se hicieron pequeños ante el 1,90 de Budimir. El delantero croata envió al fondo de la red, con la testa, un gran centro de Bryan Zaragoza. El Barça, obligado a ir a remolque sin tralla en ataque, debido a las ausencias de Lamine y Raphinha.
Pasaba algo inhóspito para el Barça. Inédito en la temporada. Se sentía cómodo Osasuna y los de Flick perdían el control. Pasaba más tiempo el balón en el aire, que en el césped. Y Zaragoza, que ya martirizó al Barça en Granada, mató al conjunto culé en transición. Con un recorte mágico dejó tumbado a Iñaki Peña y marcó a placer. La intensidad de Osasuna dejó a los de Flick sin ideas. Antes, el VAR decidió no señalar una falta a Pau Víctor.
Remontada (casi)imposible
Cubarsí y Domínguez, solos atrás, tenían la difícil tarea de detener las contras de Bryan y Budimir. Por primera vez en Liga, había rostros serios en los jugadores del Barça. Sobre todo, de Lewandowski, a quien no le llegaban balones. Estaba más cerca Osasuna del tercero, que el equipo catalán del primero. Y Flick, sobrado de personalidad, no tocó nada al descanso. El Barça salía con los mismos que habían perdido 2-0 la primera mitad. Un voto de confianza para no desmotivar a los suyos. El más señalado fue Ferran, que empeoró cada balón que pasó por sus pies.
En conjunto, salió mejor el Barça, con más control y acechando el área. Perdonó Lewandowski solo desde el punto de penal, tras dos regates de Koundé, pero regaló Herrera el primero del Barça. El portero falló en el saque, recuperó Gerard Martín y el balón acabó en los pies de Pau Víctor. El artillero de Sant Cugat sorprendió al guardameta de Osasuna mientras se daba la vuelta. El balón entró llorando. Era el momento de poner la carne en el asador. A la hora de partido, entraron Lamine Yamal y Raphinha por Pablo Torre y Pau Víctor.
A por todas
El Barça cambió la tendencia del encuentro, pero no la desventaja en el marcador. Se imponía en el juego, pero no conseguía detener a Bryan, que pidió penalti tras desbordar a Martín. El despeje del lateral, dentro del área, fue malo y Budimir estuvo a punto de poner el segundo en su cuenta personal. Al final lo hizo de penalti, en un contraataque, de nuevo, que no pudo parar el Barça. Sergi Domínguez se llevó por delante al delantero croata.
La rampa que sufrió el joven central obligó a Flick a dar entrada a Héctor Fort. Ansu, que iba a salir, se llevó un chasco. No era el día del Barça. Justo después Bretones coronó la goleada de Osasuna con un misil desde la frontal. Maquilló el resultado Lamine Yamal con un zurdazo a la escuadra.
Osasuna fue superior al Barcelona. El plan de Vicente Moreno se impuso a la idea de Flick. Hansi subestimó a un equipo poderoso en casa, en un fortín como es El Sadar. Aún así, murió con las botas puestas y dando guerra hasta el final. El Barça conoce por primera vez la derrota en Liga. Mejor pronto que tarde.