Marc-André ter Stegen, el único capitán del Barça en pie. El portero de 32 años se ha incorporado a los entrenamientos antes de lo previsto en su enésima muestra de implicación con el equipo azulgrana. Al cancerbero todavía le correspondían unos días de vacaciones por su participación en la Eurocopa 2024 con la selección alemana. Una vez superadas las pruebas médicas, el gran aspirante a la primera capitanía --en ausencia de Sergi Roberto-- se ha reencontrado con Hansi Flick, exseleccionador de Alemania.
El ganador del trofeo Zamora 22-23 se quedó a las puertas de revalidar el galardón en la temporada 23-24, en manos de Unai Simón. El líder del clan alemán en el vestuario azulgrana ha recibido de buen grado la llegada del nuevo técnico. Ambos casan en esa autoexigencia como fórmula del éxito. En numerosas ocasiones, el segundo capitán de la campaña pasada ha dado la cara con declaraciones autocríticas sobre los errores Barça. Nunca le ha temblado la mano al coger un micrófono. Como es costumbre, Ter Stegen está de vuelta antes de tiempo.
El pique con Claudio Bravo
El mismo día que el guardameta ha adelantado su puesta a punto, un viejo conocido ha sacado pecho de haberlo mantenido en el banquillo durante las campañas 14-15 y 15-16. Por aquel entonces, el técnico Luis Enrique optó por una decisión salomónica: Claudio Bravo, titular en Liga; Ter Stegen, en Champions y Copa del Rey.
"Ter Stegen se dio cuenta que no me podía sacar. Deportivamente, claro, no me podía sacar: de los primeros 7 partidos que jugué en el Barça hago un récord en la Liga española de no encajar goles durante 7 partidos, fue mi carta de presentación en el Barça: 7 partidos sin encajar goles, claro... ¡cómo me van a sacar!. El primer año campeón, Zamora, me hicieron no sé si 15 o 16 goles en un torneo que muy pocos lo han hecho, y es como poner tu sello ahí: vale, para sacarme tienes que hacer más cosas", ha lanzado el veterano jugador chileno un ataque contra su excompañero en declaraciones a El Legado.
Ter Stegen tensó la cuerda
En dos años, la convivencia estalló por los aires. Hasta el punto que en 2016 Ter Stegen amenazó con una posible salida, inconforme con la repartición de minutos. En esa tesitura, el club prefirió apostar por el portero de futuro y dar salida a Bravo, de menor proyección a largo plazo. Así, el ex de la Real Sociedad puso rumbo al Manchester City tras levantar dos Ligas consecutivas.
"Lo que sale a raíz de él, siempre era como una relación de conflicto, de no tener ese grado de amistad, pero era todo lo contrario. Al final se entiende -desde el punto de vista nuestro- que cuando tienes un jugador con más años de recorrido y a un jugador que está recién empezando, en el caso de él, las declaraciones de uno o de otro son totalmente distintas", ha reflexionado Bravo sobre el afán de minutos de Ter Stegen en sus inicios.
El veterano jugador debía aportar un grado más de madurez para facilitar la convivencia: "En el rol que me tocaba por aquel entonces como jugador más mayor era generalmente el de apagar las cosas, no de seguir metiendo ahí si teníamos un grado de competencia alto, porque claro, la situación lógicamente te la ponen ahí y no te puedes dormir, y quien juega lo tiene que hacer bien, porque te estás jugando mucho".