Xavi Hernández sigue siendo el dueño del banquillo del FC Barcelona. Su continuidad en el primer equipo se pudo cerrar a partir de la última cumbre celebrada en casa de Joan Laporta, donde acordaron que lo mejor para los dos partes es seguir apostando por el mismo ciclo. La decisión del dirigente del Barça supone que cierra la puerta --al menos por ahora-- a otros candidatos que sonaron en el camino, como es el caso de Hansi Flick.
El técnico alemán era uno de los grandes nombres que orbitaron alrededor del Barça. Es un perfil que encajaba por el estilo de juego, es agente libre e incluso estuvo asistiendo a clases para aprender castellano. Su fichaje parecía claro, sobre todo porque Laporta ya le había tomado en cuenta hace tres años. Pero desde entonces el panorama ha cambiado de forma radical, lo que ha dejado a Flick como el gran derrotado en la batalla por el banquillo culé.
Aunque su incorporación apuntaba a ser bastante accesible para los altos mandos del club, teniendo en cuenta que la relación de Laporta con Pini Zahavi --su agente-- es cercana. Eso dio a pie a que existieran pequeños contactos para tantear un poco el terreno. El problema es que las dudas comenzaron a apoderarse del mandatario del FC Barcelona, especialmente por los diferentes motivos que hicieron descartar la opción de Flick y abrazar la continuidad de Xavi Hernández como líder del primer equipo.
Los problemas de comunicación
Uno de los motivos que ha inclinado la balanza a declinar la opción de fichar a Hansi Flick es el problema de la comunicación. Laporta tiene mucha confianza con Xavi, siendo ambos considerados como hombres de club. El entrenador alemán es una persona ajena a todo lo que representa la idiosincrasia del FC Barcelona, aunque hizo un esfuerzo considerable al reunirse con Domènec Torrent y Pep Guardiola para conocer de primera mano lo que supone el entorno.
El idioma también es una barrera clave en todo esto. Fuentes de la prensa alemana aseguraron que Flick había empezado clases para aprender castellano, aunque igualmente habría tenido dificultades para comunicarse con los futbolistas, sobre todo con aquellos que todavía no tienen una alta experiencia en el fútbol europeo.
La apuesta por la cantera
Del mismo modo, uno de los puntos en los que gana Xavi Hernández en la disputa con Flick es la apuesta por los jóvenes talentos. La Masía ha nutrido este curso al primer equipo con futbolistas de enorme proyección, como es el caso de Lamine Yamal, Héctor Fort, Fermín López, Pau Cubarsí y Marc Guiu. Todos se han sentido especialmente agradecidos con el técnico egarense por la confianza transmitida a lo largo de la 2023-24.
Con Flick la situación generaba algunas dudas. Es un entrenador que también ha hecho jugar a futbolistas jóvenes, pero difícilmente habría conseguido emular lo de Xavi en esta temporada. En un contexto económico tan apretado, la directiva de Joan Laporta tiene claro que el entrenador a cargo del primer equipo debe dar rodaje a aquellos jugadores que salen de la cantera.
Diferentes mentalidades
El otro motivo --y uno de los más importantes-- es las diferentes mentalidades. Flick, es una persona con un carácter rígido, que viene de la cultura germana, que ya ha provocado algún problema en el vestuario del Barça, como el vivido entre Gundogan y Ronald Araujo. Hansi no tendría problemas en hablar públicamente de estos temas, ni tiene un lazo sentimental con Laporta o el club azulgrana.
Esa forma de accionar tan directa choca con el modus operandi del FC Barcelona, donde la gestión es mucho más familiar y presidencialista. Esto ha provocado que muchos ejecutivos y directivos dieran un paso al costado en los últimos años. Laporta siempre prioriza tener cerca a personas de confianza, independientemente de si existe algún perfil de mayor experiencia en el mercado.
"Más vale malo conocido que bueno por conocer", es una frase que ejemplifica a la perfección la apuesta de Laporta por Xavi. El haber optado por Flick representaba un melón por abrir en el contexto tan particular del Barça, por lo que prefirieron continuar con el entrenador egarense. Jan tiene como referencia lo que sucedió en 2020, cuando Bartomeu sacó a Ernesto Valverde y tuvo la idea de revolucionar el banquillo con Quique Setién, siendo un experimento que no dio buenos resultados.