El FC Barcelona es un club que tiende a la autodestrucción. El pasado martes, en Montjuïc, cayó ante el París Saint-Germain en la Champions League, después de competir como hace tiempo no lo hacían los azulgrana contra uno de los mejores conjuntos del continente. Seguramente, el equipo de Xavi Hernández hubiese pasado la eliminatoria de no haber jugado una hora con un hombre menos.
Un hecho que lamentó uno de los futbolistas más veteranos del vestuario, Ilkay Gundogan, al final del partido, ante los medios. Y que sentó mal al culpable de la irresponsable acción que determinó el encuentro, Ronald Araujo. "En momentos tan cruciales tienes que estar seguro de que llegas al balón, y no sé si toca la pelota. Yo prefiero conceder un gol o conceder la oportunidad a Marc André de pararlo", dijo el centrocampista alemán. A los días, el central uruguayo contestó también en público: "Prefiero guardarme para mí lo que pienso, tengo códigos y valores que creo que hay que respetarlos".
Un equipo frágil
Este es el panorama del Barça, que visita el Santiago Bernabéu este domingo (21:00 horas), en lo que representa la última bala del equipo para aspirar por algún título este año. En caso de ganar, el club catalán podría reducir la distancia a cinco puntos con el líder, el Real Madrid, a falta de seis jornadas. "Cuando no hay mala intención no hay ningún problema y así ha sido todo. Está todo zanjado", afirmó Xavi antes de hacer las maletas rumbo a la capital.
Bien ha hecho en solucionar el malentendido. El Barça es un equipo frágil mentalmente. Es algo contra lo que Xavi está luchando, y que queda perfectamente representado en temporadas anteriores. La institución azulgrana está muy tocada tras caer eliminada, un momento que el Madrid, tradicionalmente, ha aprovechado para hacer la herida aún más grande.
Revertir la dinámica
El año pasado --temporada 2022-2023--, el Barça quedó prácticamente eliminado de la Champions League el 12 de octubre, después de empatar en el Camp Nou contra el Inter de Milán (3-3). El varapalo fue muy grande, tras la activación de las palancas en favor de hacer una plantilla competitiva. En una situación calcada a la actual, a los cuatro días, los azulgrana viajaron a Madrid.
Aquel clásico no terminó bien para el Barça. El equipo de Xavi perdió por una diferencia de dos goles (3-1), aunque finalmente pudo alzar el título de Liga. Aunque, esta circunstancia, se volvió a repetir en la misma temporada. El conjunto de la capital catalana cayó a la Europa League, donde se enfrentó al Manchester United.
Caída en Old Trafford
De nuevo, el Barça no se imponía en Europa. En el Camp Nou, empató contra los red devils (2-2). Y en Old Trafford cayeron derrotados por la mínima (2-1). Los pupilos de Xavi no fueron capaces de sobreponerse a otro duro golpe. Tan solo una semana después, se enfrentaban al Madrid. En la ida de las semifinales de la Copa del Rey, el Barça salía vivo del Bernabéu (0-1).
La eliminatoria no acabó favorable a los azulgrana. En la vuelta, perdieron de forma estrepitosa en un Camp Nou abarrotado (0-4), con una liga ya sentenciada. El año anterior no fue diferente. Pese al poco tiempo de Xavi en el banquillo, la dinámica fue la misma.
El primer año de Xavi
El técnico egarense llevaba muy poco tiempo como capitán del barco azulgrana. Aún así, bajo sus órdenes, el Barça cayó finalmente eliminado en la fase de grupos de la Champions, tras caer en la última jornada contra el Bayern de Múnich (3-0). En el primer clásico después de la fecha, los culés fueron derrotados.
El juego del Barça dio síntomas de mejora, pero no fue suficiente para vencer en Arabia Saudí al Real Madrid (2-3), en un partido que se fue a la prórroga. Xavi no ha podido solucionar un problema que se viene repitiendo durante la última década en la entidad azulgrana.
La fórmula de Xavi
Este año, el Barça se encuentra en otra tesitura. No pelea, salvo milagro, por ningún título. Esta es su última bala. En el vestuario creen que cayeron contra el PSG por errores propios y no por méritos del rival o calidad insuficiente en la plantilla. Por eso, el técnico de Terrassa quiere aprovechar la rabia de sus futbolistas.
"Tenemos delante un Real Madrid fuerte y reforzado moralmente tras esta semana de Champions. Tenemos que girar la rabia y frustración, debido a las circunstancias difíciles de digerir, a nuestro favor", explicó Xavi antes del clásico. El Barça tiene la oportunidad de despejar los fantasmas que también rodean esta gran rivalidad.