El FC Barcelona sobrevivió demasiados años con las denominadas vacas sagradas. La generación más exitosa en la historia del club se durmió sobre los laureles y taponó la progresión de las nuevas promesas de la Masía. El miedo de la directiva de Josep Maria Bartomeu a sufrir fugas como la de Neymar Jr propició que se sobredimensionaran sus contratos mediante renovaciones astronómicas. Hasta el punto de que no ha habido oportunidad de suplir a cracks como Sergio Busquets.
Sin embargo, la presencia del propio Busi, Gerard Piqué, Jordi Alba, Luis Suárez, e incluso Andrés Iniesta y Xavi Hernández previamente, impidió que posibles fichajes aterrizaran en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Algunos, porque la dirección deportiva consideraba las necesidades cubiertas, otros no veían claro recalar en un equipo con tanta competencia o, en caso extremo, fueron vetados.
El veto a De Ligt
En esta última circunstancia, hablamos de Matthijs de Ligt. Tras firmar un temporadón en el Ajax, el Barça quiso traerlo de la mano de Frenkie de Jong en 2019. No obstante, el posible dos por uno no fructificó. Según hemos podido saber en Culemanía, un encuentro con Gerard Piqué resultó decisivo para la ruptura de las negociaciones. El central catalán coincidió con su homólogo de vacaciones en el Caribe durante un parón invernal.
Ambos se alojaban en el mismo hotel. Cuando el zaguero neerlandés le comentó su posible fichaje, el noi de la Bonanova le desaconsejó recalar en el equipo azulgrana porque no tendría minutos. "No vayas, eres muy joven", le dijo Gerard. Por aquel entonces, los problemas de rodilla impedían a Samuel Umtiti participar a las órdenes de Ernesto Valverde. Piqué y Clément Lenglet monopolizaban los minutos en el eje de la defensa. Y De Ligt, representado por Mino Raiola, había exhibido unas condiciones extraordinarias con 19 años. Finalmente, la operación no prosperó. El propio Raiola recomendó a De Ligt la Juventus, porque allí iba a tener muchos minutos garantizados y, además, contaba con el beneplácito de Cristiano Ronaldo.
Rodri se escapó
Rodri Hernández era, es y será el relevo perfecto de Sergio Busquets. El mediocentro del Manchester City se acerca como nadie a la mejor versión del pivote de Badia del Vallés. No solo por su parecido en los movimientos, sino también por su nivel superlativo, que muy pocos han alcanzado. Con contrato en vigor hasta 2027, el mediocentro de 27 años ya no está al alcance del Barça hasta que se aproxime el vencimiento de su vínculo.
La oportunidad de amarrar el relevo de Busi a largo plazo se perdió en 2018. Robert Fernández, exsecretario técnico de la entidad, quiso firmar a un centrocampista que ya despuntaba en el Villarreal. Pero el Atlético de Madrid se movió con más rapidez y convencimiento, por lo que se llevó el gato al agua a cambio de 20 millones fijos y cinco variables.
Como hemos podido saber en Culemanía, el Villarreal prefería cerrar el traspaso con el FC Barcelona. Sin embargo, el rol secundario que le aguardaba al canterano del Atlético en presencia de Busquets lo disuadió. En el Metropolitano iba a tener más protagonismo asegurado, además era el club donde se formó. Ni el jugador ni el área deportiva del Barça lo vieron claro, y Enrique Cerezo sacó partido de esa falta de entendimiento.
El Barça descartó a Haaland
Otro error cometió el Barça con el recambio de Luis Suárez. Como desvelamos en Culemanía, un ojeador del club catalán elaboró un informe en el que concluyó que Haaland no tenía las condiciones para jugar en el equipo azulgrana. Pep Boada, jefe del equipo de scouting, validó el informe que alejó al astro noruego de la Ciudad Condal en verano de 2019. Por aquel entonces, jugaba en el RB Salzburgo y su fichaje habría ascendido a unos 40 millones de euros, incluidas las comisiones a su agente Raiola. El informe desapareció de la base de datos del Barça. Fue eliminado después de la explosión de Haaland en Dortmund.
Javier Bordas, directivo en la junta de Bartomeu, aseguró en una entrevista que el Barça tuvo a tiro la cesión de Álvaro Morata, antes de su incorporación al Atleti: "Era una cesión lo que habíamos logrado con opción de compra. Pero no llegamos a formalizar nada porque el Atlético se enteró y, dada la relación de Juanma López y Morata con el Atlético, pues se lo llevaron. Porque nosotros no quisimos hacerlo". Sin la presencia de Luis Suárez habría sido más fácil y el club se podría haber ahorrado los fichajes de Boateng o Braithwaite.
Por la puerta de atrás
Otros jugadores sí que tuvieron la oportunidad de vestir de azulgrana, pero la competitividad y el estatus de las vacas sagradas los apearon del Camp Nou. El caso más evidente ocurrió con Thiago Alcántara. El habilidoso mediocampista llegó a disputar 36 partidos con el Barça de Pep Guardiola en la campaña 2011-12 y 45 el primer año de Tito Vilanova.
Sin embargo, la llegada de Cesc Fàbregas, la presencia de Xavi Hernández y Andrés Iniesta y la irrupción del Bayern de Múnich desencadenaron un cambio de aires. De nuevo bajo las órdenes de Pep Guardiola, el volante brilló en el Allianz Arena. Solo le faltó paciencia en un Barça que rozaba la perfección.
En cambio, a Lucas Digne el nivel parecía no llegarle para disputarle la titularidad a Jordi Alba. En 2016, le trajeron competencia al lateral de L'Hospitalet. Aun así, el defensor francés nunca representó una amenaza real por un puesto en el once. El ahora carrilero del Aston Villa permaneció dos temporadas en el Camp Nou, en las que disputó 46 partidos. Sobre su marcha, Digne reconoció a L'Equipe en 2018 que "sentí la necesidad de jugar y el Everton tenía un gran proyecto". Me dije a mí mismo que aquí es donde tengo que jugar", sentenció el internacional francés.