Está siendo una tónica habitual verano tras verano, desde que Joan Laporta regresó a la presidencia. La plantilla del primer equipo del FC Barcelona, además de corta, está sufriendo grandes cambios de una temporada a otra. El próximo verano de 2024 no se prevé que sea una excepción, puesto que los planes del presidente y el área deportiva, liderada por Deco, son intentar hacer caja con algunos futbolistas que no están ofreciendo el rendimiento esperado a día de hoy.
Naturalmente habrá que esperar hasta el final del curso para poner nota a los jugadores, aunque hay algunos cuya posible salida lleva sonando desde hace semanas en los medios. Robert Lewandowski es un claro ejemplo.
El bigoleador del FC Barcelona contra el Alavés, que pese a su intermitente estado de forma sigue siendo el máximo realizador del equipo, podría poner punto y final a su etapa azulgrana y marcharse a Arabia Saudí. Eso, en caso de que no convenza en cuanto a números al término de la presente campaña.
Un extremo puede salir
Luego están los casos de Raphinha y Ferran Torres. No son extremos desequilibrantes, y no están marcando las diferencias este curso. Uno de los dos tiene que salir traspasado para tratar de recuperar parte de la inversión realizada en sus respectivos fichajes, dado que entre los dos han costado nada menos que 130 millones. Una cifra escandalosa para un Barça que continúa en plena crisis.
El Barça ya intentó gestar la venta de alguno de los dos este verano. No lo consiguió, y finalmente se decantó por desprenderse de Abde y ceder a Ansu Fati al Brighton. Si Raphinha o Ferran salen, de hecho, no se descarta que Ansu regrese a la disciplina culé para formar parte de la primera plantilla, con una hipotética reducción salarial.
Competencia en la zaga
Por último, está el tema de los centrales. Íñigo Martínez, Christensen y Koundé tienen muy buen cartel en las grandes ligas europeas, y uno de ellos podría irse traspasado. Los dos primeros tienen más papeletas que Koundé, teniendo en cuenta que llegaron al club azulgrana con la carta de libertad.
Por tanto, sus hipotéticas salidas generarían un beneficio directo para las arcas culés. Algo muy necesario para la entidad en los duros tiempos que corren, aunque signifique reducir el nivel competitivo en la retaguardia.