Victoria balsámica del Barça en Montjuïc (2-1). Los blaugrana recuperaron la pólvora --aunque no el buen juego-- para irse con un triunfo al último parón FIFA del año. El doblete de Robert Lewandowski allanó el camino, a pesar de que fue el Alavés el que se adelantó en el marcador. Nada menos que a los veinte segundos de partido, y eso que había sido el Barça el encargado de sacar de centro. En un contragolpe que cogió desprevenidos a todos los culés, Samu remató prácticamente sin oposición. Xavi no se lo podía creer, igual que un barcelonismo desconcertado en Montjuïc. Tras una pésima primera mitad, el Barça mostró una cara muy distinta en el segundo acto. Y un jugador necesitado de gol, Lewy, fue el verdugo de los babazorros.
Además de la importante ausencia de Gavi por sanción, y dejando de lado las de Frenkie y Sergi Roberto por lesión, Xavi había dejado en el banquillo a un Balde que no atraviesa su mejor momento. El de Terrassa revolucionó el once al colocar a Cancelo en el puesto de lateral izquierdo, con Koundé en la banda derecha. El portugués anduvo perdido en el primer cuarto de hora, adelantando demasiado su posición y desprotegiendo el costado izquierdo. Samu, el goleador del Alavés, dispuso de dos oportunidades más que fueron clarísimas en el primer cuarto de hora, beneficiándose de la pasividad de Íñigo Martínez y Koundé en el centro de la zaga.
Doble desastre: en defensa, y en la presión
El segundo gol visitante no llegó de milagro, y los pitos se pudieron escuchar cada vez más fuerte en las gradas del Olímpic. A medida que fueron pasando los minutos, por fortuna, el Barça bajó poco a poco de las nubes y se conectó al partido. Un remate a bocajarro de Lewandowski, a pase perfecto de Gundogan, provocó un paradón de Sivera para evitar el gol del empate. También la tuvieron en sus botas Fermín López y Joao Félix, aunque les faltó puntería. Uno de los principales problemas del conjunto culé estuvo en la presión ofensiva, que fue desordenada y poco intensa. El Alavés superó con extrema facilidad a los culés en salida de balón, tejiendo contragolpes peligrosos para la portería de Ter Stegen.
En uno de ellos Samu Omorodion, a la media hora de partido, envió un disparo al poste en un nuevo mano a mano. Tres o cuatro goles podría haber marcado el Alavés en 30 minutos, con un Koundé que acabó intercambiando la posición con Araujo por mera necesidad. No estaba nada fino el francés, que protagonizó un par de errores de bulto en el eje de la zaga. El Barça intentó empatar antes del descanso, pero apenas fue capaz de generar peligro. Su rifa de centros al área, mal ejecutados la gran mayoría, no crearon problemas a la defensa del Alavés. Pobre juego de un equipo, el azulgrana, que demostró seguir sumido en la crisis de juego.
Lewandowski da esperanzas al Barça
Con otro aire salió el Barça al campo tras el descanso. Los de Xavi subieron la intensidad y encerraron al Alavés en campo propio, incrementando la movilidad y rapidez en las combinaciones. Cancelo probó un disparo tímido que atajó Sivera, y los culés protagonizaron varias aproximaciones más en los siguientes minutos. Pese a la mejoría en el juego, el gol del empate seguía sin llegar para el FC Barcelona. Lamine Yamal intentó provocar un penalti tras un leve contacto con Duarte, pero ni el árbitro ni el VAR picaron. La producción ofensiva del Barça fue al alza, y la diana del empate acabó cayendo por su propio peso.
Robert Lewandowski, con un remate brutal de cabeza a centro perfecto de Koundé, estableció las tablas en el electrónico. Giró maravillosamente el cuello el delantero polaco, colocando un remate potente en la escuadra. El gol dio alas al Barça y, sobre todo, a una afición que había estado intranquila hasta ese momento. Más centros al área, más disparos desde fuera de Joao Félix y el Alavés, cada vez con menos posesión de balón. El monólogo del Barça había empezado, y los de Xavi no estaban dispuestos a perder la oportunidad de confirmar la remontada.
Remontada con más tesón que magia
Aunque a falta de media hora para el final, el Alavés no había dado su brazo a torcer. Los babazorros se estiraron por momentos, montando contragolpes rápidos a la mínima que robaban el balón. La defensa culé, por fortuna, recuperó la fortaleza que no tuvo en los primeros minutos para soportar los envites. Xavi introdujo a Raphinha por Fermín López, y poco después a Ferran Torres y Balde por Lamine Yamal y Koundé. Cancelo volvió al lateral derecho, y el FC Barcelona se fue con todo al ataque.
Lamine Yamal protagonizó una acción brillante en banda derecha, con regate y posterior disparo que Sivera despejó como pudo a córner. Y en una jugada posterior, el árbitro perdonó una tarjeta roja clara a Rubén Duarte, que pisó descaradamente el tobillo de Pedri. Sea como sea, lo mejor estaba por llegar. Penalti claro de Abgar a Ferran Torres, en la lucha por un balón dividido, y golazo de Lewandowski para confirmar su doblete. El Barça, a base de más intensidad y trabajo que magia, logró una remontada con el nombre propio de Lewandowski, que anotó su séptimo gol en Liga. El Alavés acarició el empate en el tiempo de descuento, aprovechando que los de Xavi se encerraron demasiado atrás para conservar el resultado. Un error que, por suerte, no evitó el trabajado triunfo del FC Barcelona en Montjuïc.