Los males del FC Barcelona no paran de crecer. Los últimos resultados del equipo culé han mermado por completo la confianza de los jugadores, que comenzaron el partido contra el Deportivo Alavés con cero tensión competitiva. El rival de turno ha logrado volver loca a la defensa del Barça con la presencia de Samu Omorodion, que fue el encargado de anotar el primer gol del encuentro en tan solo 20 segundos.
El delantero español estuvo bastante preciso al ganarle la posición a Iñigo Martínez para aprovechar ese centro raso desde la banda izquierda. Fue un movimiento que no fue seguido correctamente por ninguno de los centrales del Barça, siendo responsabilidad de Jules Koundé por ser el zaguero de ese perfil de la defensa. A partir de esa jugada, Samu sería la peor pesadilla de la línea defensiva por sus diferentes ocasiones de gol.
No solo fue esa oportunidad inicial para abrir el marcador, sino que también pudo aumentar la diferencia en varias ocasiones. Samu tuvo dos mano a mano tras vencer con mucha facilidad a Koundé en las disputas físicas, aunque para fortuna del equipo de Xavi Hernández no estuvo nada preciso en la definición final. Tampoco hay que pasar por alto un centro que tampoco fue capaz de aprovechar. La imprecisión del Alavés fue lo que dio cierta vida al FC Barcelona al llegar al descanso.
Xavi tardó en mover ficha
Esos duelos ganados de Samu contra Koundé fueron prácticamente en toda la primera mitad. Xavi tardó más de 30 minutos en reaccionar, llegando a mover a Araujo --comenzó como lateral derecho-- a la zona que ocupaba Koundé, mientras que el defensor francés se movió hasta el costado de la línea defensiva. El uruguayo, por contundencia física, era el más preparado para asumir ese duelo contra el delantero del Deportivo Alavés.