Un partido más, pero no uno cualquiera. El FC Barcelona se mide este domingo al Deportivo Alavés, en el Estadi Olímpic de Montjuïc, con la voluntad de lograr los tres puntos y espantar los fantasmas de crisis justo antes del último parón FIFA del año. Xavi Hernández ha comparecido en rueda de prensa y ha advertido de la necesidad de mejorar en este compromiso, aunque se ha negado a hablar de crisis.
"Vamos con la máxima ilusión y con ganas de reencontrarnos con el juego. Venimos de jugar dos partidos sin jugar bien y lo debemos recuperar. Tenemos que ordenarnos más y ser más fieles a nuestra identidad. Tenemos un equipo delante muy duro y rocoso", ha remarcado en la sala de prensa, asegurando que es un momento para "tocar algunas cosas". "Creo que es momento de retocar cosas y plantear alguna variante. Es momento del entrenador, y de los jugadores para reencontrarse. Debemos recuperar el orden", afirma.
Xavi tiene claro, además, que el bloqueo del FC Barcelona es más futbolístico que mental. "El bloqueo mental viene porque no estamos bien ordenados. Creo que hay un problema más futbolístico que mental. El bloqueo viene porque no estamos bien situados en el campo, esperemos cambiarlo", ha señalado, destacando la unión del equipo y la conversación que ha mantenido recientemente con Joan Laporta.
La conversación con Laporta
"Sí, hablamos siempre después del partido. Estamos muy unidos, es una persona muy positiva, más que yo incluso. El presidente está con el equipo y siempre nos ha mostrado mucha confianza", ha comentado Xavi. Está acostumbrado a las críticas, y sabe lidiar con ellas. "Me habéis dado palos toda la vida, uno ya es inmune. Estamos en un momento que hay que saber aceptar la crítica, venimos de dos partidos malos y hay que ser honestos", ha reconocido ante los periodistas.
Xavi lleva días sin prestar atención al ruido mediático. "Hace cuatro días que no escucho el ruido de los medios. Lo importante es diagnosticar que falla en el equipo. Lo decía Reixach, la mitad sopla a favor y la otra en contra, es el entorno del Barça. Me centro en eso", recalca. Y no cree que sea un entrenador blando, aunque tampoco quiere ir con el látigo contra sus jugadores.
¿El entrenador del latigazo?
"Yo no soy el entrenador del latigazo. No soy de gritar, trato de convencer con las ideas. Venimos de ganar un título la temporada pasada, es un tema de convencer a los jugadores. No soy un entrenador ni de mano dura ni de mano blanda", asegura. No cree además que este sea su peor momento como técnico. "No tiene nada que ver, mi peor momento fue el año pasado en la eliminación de hay Champions".
"Sinceramente no hemos estado bien en estos dos partidos, es un pequeño bache pero no es una crisis. Estoy bien y tranquilo, nada que ver con la situación del año pasado", ha buscado tranquilizar en sala de prensa. Se coloca, además, como el principal responsable de todo lo que sucede en el primer equipo. "Dentro del vestuario hay un gran ambiente, ese no es el problema. El problema es mío y hay que buscar encontrar soluciones", concluye, contundente. Este domingo, nuevo desafío.