El Bayern Múnich es un club particular en Europa. En un fútbol marcado por aquellas entidades que son gobernadas por los socios y otras por los fondos de inversión más importantes del mundo, la institución alemana aparece con un modelo mixto donde dos partes coexisten para dar forma a uno de los equipos más dominantes de las últimas décadas. Ese modelo de gestión es lo que ha provocado un intenso debate sobre el futuro del FC Barcelona.
El Barça tiene como base su masa social. El Bayern, por su parte, tiene una mezcla en la que el 75% de la propiedad pertenece a los socios y el 25% lo controlen una serie de inversores. Ese grupo de empresas que inyectan capital al proyecto bávaro se conocen como la Triple A: Adidas, Audi y Allianz cuentan con un 8,33% cada una. La presencia de estas compañías es lo que ha representado un factor diferencial para el gigante de Baviera, especialmente al momento de superar una época tan difícil como lo fue la pandemia de 2020.
La ventaja del Bayern
El impacto de la pandemia no fue ajeno para el Bayern. En sus cuentas llegaron a registrar pérdidas de 150 millones de euros en un año y medio. Sin embargo, el duro golpe no terminó por desestabilizar el proyecto. La prueba de ello es que en el cierre del ejercicio 2022-23 se confirmó que facturaron 854,2 millones de euros con un resultado neto de 35,7 millones de euros, el triple que en la temporada previa.
El hecho de tener el respaldo de tres empresas grandes como Adidas, Audi y Allianz supuso un salvavidas para superar con mayor velocidad el estrago causado por la pandemia. Esto es algo que el FC Barcelona no tiene a su disposición, teniendo en cuenta que el modelo de Sociedad Anónima Deportiva (SAD) implica que estos clubes cuentan con la posibilidad de realizar ampliaciones de capital para afrontar los diferentes objetivos.
En cambio, el club presidido por Joan Laporta ha apostado por las famosas palancas financieras con la venta del 25% de los derechos de televisión a Sixth Street y una parte del negocio denominado como Barça Vision para inyectar capital en un momento complicado de su economía. Esas operaciones permitieron a la entidad obtener beneficios en el ejercicio 2022-23.
Diferentes realidades
La gran ventaja del Bayern de Múnich es que las empresas arraigadas al club están muy vinculadas al territorio, por lo que no se pierde el sentimiento de pertenencia. El hecho de que el club sea el accionista mayoritario hace que el control esté en manos, sobre todo, de exjugadores del conjunto bávaro. Aplicar este modelo de propiedad en el Barça supondría un ingreso enorme de dinero que podría saldar la deuda, pero en Cataluña no existen compañías como la Triple A.
Precisamente, esa diferencia de realidades es lo que provoca que el Bayern no tenga una crisis tan pronunciada con respecto a su problema con los sueldos del equipo de fútbol. Al igual que el Barça en la época de Bartomeu, la entidad alemana ha dado un salto en los gastos salariales y en fichajes desorbitados que no terminaron de tener impacto en el proyecto, como es el caso de los 240 millones de euros que se invirtieron en cuatro centrales. Aunque no han sufrido graves consecuencias al tener el respaldo de una parte de la parte de la propiedad.
¿El futuro del Barça?
"El sistema del Bayern para mí es equivocado. El club es de los socios y de las socias y aquí no entra nadie", afirmó de manera contundente Joan Laporta a comienzos de año. Sin embargo, el Barça tanteó el escenario en una encuesta realizada a la masa social durante el primer semestre, donde preguntaron qué tipo de modelo de gobernanza prefiere la afición respecto a la institución.
Por esa razón, el modelo del Bayern Múnich resuena con fuerza por ser la única vía en la que los socios y socias todavía tendrán voz para tomar algunas de las decisiones más importantes de la entidad azulgrana. En Cataluña no sobran compañías que ocupen ese mismo rol de la Triple A, pero están las opciones de Jaume Roures --socio del Barça en algunos proyectos-- y Nike.