José Elías ha prosperado en los negocios como empresario. Menos éxito tuvo en el pasado, cuando se hacía llamar Pepe Barrios, pero ahora está en la cresta de la ola. El propietario de Audax Renovables y La Sirena ahora compagina sus quehaceres laborales con su faceta de youtuber. Incluso ha publicado un libro en el que relata intimidades de su vida: La mordedura de la víbora. Esa trayectoria profesional se cruzó con el camino del FC Barcelona. En concreto, los comienzos del segundo mandato de Joan Laporta y el nombramiento de Eduard Romeu como vicepresidente económico.

Este último, ya había estrechado lazos con Elías durante su etapa en la compañía energética Audax. Tras su papel destacado en el crecimiento de la empresa, el dueño le devolvió el favor: puso un aval de 40 millones de euros para que la nueva junta directiva tomase posesión del cargo. A cambio, Romeu pudo convertirse en vicepresidente económico del FC Barcelona. Sin embargo, el vínculo interesado por parte de Laporta saltó por los aires a las semanas.

"Me hicieron dos o tres feos"

El principal avalista del Barça junto a Jaume Roures --garantía de 30 millones-- se sintió despreciado en numerosas ocasiones tras erigirse en actor sine qua non para el segundo mandato de Laporta. Principalmente, el cargo consultivo --y no ejecutivo-- en la comisión del Espai Barça y el impago de los gastos financieros provocaron el enfado de Elías. Tampoco, los desplantes del club en actos públicos. Así lo ha manifestado en una entrevista durante el programa Què t'hi jugues, de la Cadena Ser.

"No estoy dolido. Yo en su momento hice un favor a Eduard Romeu, amigo mío. Por extensión, le hice un favor a Joan Laporta. Si no hubiéramos aparecido Roures y yo, Laporta no habría sido presidente del Barça esta legislatura. Esto hubiera metido al club en una situación complicada. Estoy contento por eso, he cumplido una promesa con mi amigo Eduard. Tampoco me arrepiento de haber apoyado a Laporta en ese momento, creo que era el mejor de los candidatos", ha recordado Elías sobre su relación con el club catalán.

Por otro lado, los desprecios de la entidad no gustaron nada al avalista: "Tengo que decir que también esperaba un poco más de cariño personal. Le salvé el culo y esperaba algo más que un hola y adiós. Gente del club me hizo dos o tres feos, y llega un momento que no necesito que me meen en la cara".

"Me pusieron un cartel de 'pinchamonas'"

En primer lugar, José Elías ha explicado un desplazamiento en el que lo separaron de los directivos y los jugadores: "Acabé en un hotel que no era el de los directivos. Era como marcar. Entonces dije 'mira este es el primero y el último al que voy'. Después de poner más de 30 millones, que me pongan en un hotel que no es el de los directivos ni los jugadores me toca los huevos".

Equipo de Joan Laporta durante la firma de financiación del Espai Barça FCB

Después, su participación testimonial en el club pese a su participación en el aval. El gran garante de Laporta formó parte de la comisión del Espai Barça, con un rol meramente consultivo: "Me pusieron un cartel de 'pinchamonas' y me dijeron 'siéntate ahí'. Para no hacer nada y estar de florero, yo tengo una reputación como empresario. Suelo participar en proyectos donde quieren que esté. Si no quieren que esté, yo tengo muchas cosas que hacer".

La polémica del aval

Por último, la polémica del aval de 124,6 millones de euros. Hacienda citó a José Elías y todos los participantes en la garantía bancaria. Sin embargo, el dueño de Audax no figuraba en la cuenta compartida de los 20 directivos: "Había una famosa cuenta en la que yo no estaba, porque nunca transaccioné dinero con el Barça. De hecho, no me pagaron lo que me prometieron. Yo vine a cumplir mi promesa con Eduard Romeu, no quería ganar dinero. Solo quería que se me pagaran mis gastos. En mi caso ni cobré mis gastos ni lo que se me prometió".

José Elías, en una imagen de archivo REDES

No solo le negaron los costes financieros del aval, sino que también le pidieron desde el club que participara en la derrama de los 20 directivos: "Hacienda no sabía si había cobrado o no y tuve la suerte de que no me habían pagado. En alguna ocasión levanté la mano y dije que me debían pagar lo que yo me gasté. Hubo un momento surrealista en el que me pidieron que pagase el gasto de los otros. Yo presté un aval que era un papel y eso hizo el contraaval de mi parte. Con lo cual, yo no llegué a cobrar ni mis propios gastos".

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