La marcha de Xavi Hernández del FC Barcelona está dejando muchas heridas abiertas. Demasiado recientes, todavía supuran y acabarán en forma de cicatriz de esas que nunca se borran. El primer gran damnificado tras el despido de Xavi --más allá de su staff y él mismo-- es Alejandro Echevarría. Amigo personal del egarense, fue su principal valedor para fichar como entrenador del primer equipo del Barça en noviembre de 2021. Entonces, se encargó de tender muchos puentes entre el técnico y Joan Laporta, que unos meses antes había llegado a decir que Xavi estaba "verde". La relación entre ambos ha quedado más que tocada, fracturada.
Alejandro Echevarría, al que algunos dentro del Barça ya califican como "el nuevo Mateu Alemany del club" --porque Deco hace más de Jordi Cruyff que de Mateu, justifican-- ha tenido la virtud de ser una persona muy próxima a los altos mandos del Barça actual. Excuñado y buen amigo del presidente Laporta, amigo íntimo de Deco y buen amigo de Xavi. Tantas afinidades no podían acabar bien y, finalmente, uno de ellos ha terminado decepcionado con el economista: el que ha salido peor parado en esta historia, con su despido.
Historia de una amistad rota
Xavi no tiene reproches hacia el presidente Laporta ni hacia Deco, por mucho que mayoritariamente se piense que nunca hubo feeling real entre los dos exjugadores del Barça de Rijkaard. Sin embargo, el técnico de Terrassa ha quedado muy dolido con Echevarría porque en el momento más importante no ha estado a su lado. Las versiones de lo sucedido son diversas y contradictorias. En algunos casos se habla de traición. De mensajes por la espalda degradando la figura de Xavi ante el vestuario. En otros casos se habla de todo lo contrario: una defensa a capa y espada durante estos casi tres años, ante la presidencia --el favor de Echevarría habría sido clave para salvar a Xavi en la noche del sushi-- y ante el propio vestuario, hasta que se cansó y no lo defendió más.
Cambia mucho la película en función de quién la narra, pero el resultado es el mismo: una relación que durante muchos años ha sido de gran amistad y que ahora mismo está rota. Solo el tiempo dirá si es capaz de reconstruirse. Mientras tanto, la realidad es que Xavi y su staff ya están fuera --pendientes de resolver el tema del finiquito-- y Alejandro, que sigue sin cargo oficial, se mantiene como una de las figuras más próximas e influyentes en la toma de decisiones de Laporta. También seguirán ahí Enric Masip y Joan Soler, miembros de la comisión deportiva que tampoco han acabado de la manera más amigable con Xavi.
Lewandowski, en la lista de bajas
Nadie podrá objetar nada a la forma elegante en que Xavi se ha despedido en público. Visiblemente resentido --"nosotros queríamos quedarnos pero no ha podido ser, es una lástima"--, el técnico egarense se va como un señor, a la altura de la leyenda que siempre será en la historia del FC Barcelona. También se va arropado por un vestuario que ha terminado volcado con él. Al menos, en sus cuentas de Instagram.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y, como es normal, por otra parte, Xavi también deja alguna rencilla pendiente en el vestuario. Robert Lewandowski, por ejemplo, no ha digerido nada bien conocer la noticia de que Xavi apostaba por su traspaso este verano, conformando una lista de bajas donde también figuraban Joao Félix, Marcos Alonso, Oriol Romeu y Vitor Roque. Era una decisión con tintes deportivos, pero, sobre todo, económicos: Lewandowski será el mejor pagado de la plantilla durante la próxima temporada con un total de 32 millones brutos de ficha. El staff valoraba seriamente su venta --su agente, Pini Zahavi, llegó a tantear el mercado árabe sin éxito-- y ya tenía en mente un nueve de garantías, más joven, como recambio. Todo esto ha quedado paralizado. Se espera que Lewy siga siendo protagonista con Hansi Flick en el banquillo.
Tensión con Araujo
Peor termina la relación con Ronald Araujo. El central uruguayo, que siempre fue un gran valedor de Xavi, acabó desconfiando del técnico catalán y su participación ha caído en picado en los últimos partidos debido a supuestas molestias del jugador. Araujo no encajó bien que Xavi lo dejase señalado tras caer contra el PSG en la Champions, como también le dolieron las declaraciones de Gundogan, que se tuvo que terminar disculpando.
Sin embargo, lo que más molestó a Araujo fueron unas supuestas filtraciones en que Xavi, o su staff, habrían manifestado estar a favor de la venta del uruguayo. Desde el entorno de Xavi siempre han defendido públicamente la presencia de Araujo en el equipo, pero en un momento dado llegaron a aceptar, en privado, la posibilidad de que saliese traspasado si ello suponía una inyección de Fair Play que permitiese inscribir a tres nuevos jugadores. Esto llegó a oídos de Araujo en otra escena de versiones contrapuestas. Unos creen que Echevarría fue quien delató las intenciones de Xavi. Otros sostienen que Echevarría únicamente intermedió para suavizar el tremendo cabreo que Araujo tenía con el técnico.
Mensajes de despedida
La fama de filtrador ha perseguido a Xavi durante mucho tiempo. Otros jugadores como Pedri, Ferran Torres o De Jong también se han molestado por informaciones que salían a la luz procedentes, presuntamente, del vestuario. Esta mala fama costó varios momentos de tensión a Xavi durante la última temporada y, también, su distanciamiento de algunos periodistas amigos. Sin embargo, no menos cierto es que la mayoría de futbolistas se ha volcado con Xavi y estos días le han manifestado un rotundo apoyo en redes sociales. Pedri, Gavi, Cancelo, Lamine, Cubarsí, Ferran o Fermín, este último con dedicatoria de gol incluida, han sido los más cercanos con el míster, muy agradecidos por la oportunidad y el aprendizaje.
Lewandowski y Araujo también se despidieron de Xavi a través de sus redes sociales, aunque de manera mucho más escuesta y poco emotiva. El ariete polaco se comportó como un gentleman con un breve y eficaz "Gràcies Xavi!" en catalán. Araujo fue mucho más cariñoso en su mensaje, pero necesitó hacer este matiz: "Me quedo con los lindos momentos que disfrutamos". Algunas fuentes creen que en ese mensaje hay un reproche encubierto al míster y consideran que no es casualidad que fuese prácticamente el último en pronunciarse. Lo tuvo que meditar bastante.
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