Joan Laporta fue un presidente de éxito entre 2003 y 2010. Su primer mandato tuvo momentos de gran tensión, como las dimisiones de Sandro Rosell y los directivos afines, y la moción de censura que superó por los pelos, pero también tuvo momentos mágicos. Es el único dirigente que ha ganado dos Champions en la historia del Barça y que logró siete Ligas en siete años. En su segunda etapa, desde marzo de 2021, el club vive con la soga al cuello, con una economía de guerra, y sin una dimensión global que antes sí tenía.
En 2003, Laporta ganó las elecciones del Barça y activó un cambio radical en el club. Con Rosell, Ferran Soriano, Javier Faus, Marc Ingla y sus amigos Albert Perrín y Alfons Godall como compañeros de viaje. Hoy, el perfil de sus compañeros de viaje es mucho más modesto, con Rafa Yuste como mano izquierda del presidente.
De Johan Cruyff a Jorge Mendes
"El problema es que Laporta no tiene gente crítica a su alrededor, gente que discrepe con él. Solo está rodeado de palmeros", lamenta una persona próxima al máximo dirigente barcelonista. "No hay autocrítica en el núcleo más próximo. Solo palmadas y abrazos", añade la misma fuente.
Laporta, en 2003, siempre tuvo a Johan Cruyff como aliado. Y eso no era poco. Él mejor que nadie simbolizaba una manera de entender el Barça, un Barça desacomplejado y ganador. Ahora, el máximo dirigente ni tan siquiera tiene a Jordi Cruyff, quien abandonó la entidad por discrepancias entre ambos. A Jordi no le gustaba que Laporta se pusiera en manos de Jorge Mendes y Pini Zahavi, dos agentes futbolísticos muy próximos al abogado barcelonés.
Masip y Yuste
El presidente del Barça, hoy, tiene la complicidad de Enric Masip, excapitán del equipo de balonmano, asesor personal del dirigente y miembro de la dirección deportiva. Masip siempre ha defendido a Laporta en todas las polémicas en las que se ha visto inmerso el presidente, ya sea criticando a rivales o a jugadores del mismo Barça. Entre ellos, Gerard Piqué.
Masip, por ejemplo, es contrario a la continuidad de Xavi como entrenador del Barça. Igual que otras personas muy próximas a Laporta. Yuste, en cambio, tiene muy buena sintonía con el técnico de Terrassa. Deco, el director de fútbol, no se pronuncia, pero estaría encantado con ascender a Rafa Márquez, el entrenador del Barça B.
Hansi Flick se desvanece
Laporta escucha, pero sigue sin desvelar si Xavi continuará o no como entrenador del Barça. El presidente se encuentra cómodo con el actual técnico, un hombre de club que acepta la delicada situación económica de la entidad y que puede presumir de haber apostado fuerte por los jóvenes de la cantera.
Xavi, en contra de lo expresado públicamente desde que anunció que se iría al acabar esta temporada, quiere seguir como técnico del Barça. Laporta lo sabe y no contempla una alternativa mejor. Ni tan siquiera la opción Hansi Flick, el entrenador que en 2020 ganó la Bundesliga, la Champions, la Copa de Alemania, la Supercopa de Alemania, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes con el Bayern de Múnich.
Los jóvenes del club
Laporta teme que Flick exija su cuota de poder. También teme que no dé continuidad a futbolistas como Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Héctor Fort, Marc Guiu y compañía. El exentrenador del Bayern, además, tiene mucho carácter y en Alemania le comparan con Louis van Gaal.
Xavi, de momento, sabe que pronto se reunirá con Deco. Hoy por hoy tiene muchos números para seguir como entrenador del Barça. Tendrá una nueva oportunidad. Laporta, mientras, espera que Pep Guardiola y Luis Enrique no renueven sus contratos con el Manchester City y el PSG, respectivamente. Ambos terminan su actual compromiso en junio de 2025, igual que Mikel Arteta, del Arsenal.
Reverter, Romeu y Meléndez
El Barça deberá decidir su futuro en los próximos días. Laporta sabe que la elección del entrenador para la próxima temporada no es un asunto baladí. Hoy, es un presidente muy presidencialista, al que no le ha importado perder el talento de algunos compañeros como Ferran Reverter, que dimitió como CEO a los 11 meses de llegar al club, Eduard Romeu, vicepresidente económico, y Maribel Meléndez, máxima ejecutiva. Su Barça se parece cada vez más a una empresa familiar, como quiere Laporta, aunque muchos dudan de que sea el mejor presidente para reflotar a un club en crisis.
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