PSG y FC Barcelona se enfrentan este miércoles, en el Parque de los Príncipes, en la primera entrega de una miniserie que promete emociones fuertes. En el último lustro, los papeles entre ambos clubes se han invertido. Más poderoso económicamente el francés, el barcelonista busca su redención en Europa, territorio hostil desde 2015. Enemigos dentro y fuera del campo, el crecimiento del PSG coincide, en parte, con la caída de un Barça con una deuda de 1.200 millones de euros. Con Qatar, la entidad parisina domina Francia y sueña con ganar su primera Champions, su asignatura pendiente. También tiene urgencias el Barça, que hace ocho años rompió con Qatar.
El FC Barcelona fue la gran apuesta de Qatar para lavar su imagen en Europa. A finales de 2010, Sandro Rosell y Javier Faus, entonces presidente y vicepresidente económico del club, cerraron el primer acuerdo de patrocinio comercial para el Barça, que hasta entonces lucía el nombre de Unicef en sus camisetas.
Qatar Foundation y Qatar Airways
Qatar se comprometió a pagar entre 30 y 35 millones de euros anuales al Barça. Inicialmente, a través de la marca Qatar Foundation. El acuerdo fue muy criticado por los detractores de Rosell. Entre ellos, Joan Laporta, quien ahora busca nuevos acuerdos comerciales en el país del Golfo Pérsico.
El Barça era una buena apuesta para Qatar. La mejor apuesta. El equipo azulgrana se proclamó campeón de Europa en 2011 y el gobierno catarí quiso convertir el aeropuerto de El Prat en el gran centro de operaciones de Qatar Airways, que dos años despues sustituyó a Qatar Foundation en las camisetas.
El acuerdo de Faus
Con Qatar de patrocinador, el Barça gozaba de buena salud económica. En 2015, Faus negoció un nuevo acuerdo con el gobierno catarí y logró una importante mejora que dejó cerrada para la nueva junta directiva por unos 55 millones de euros anuales. Tras el triplete (Liga, Copa y Champions), el socio votó mayoritariamente la candidatura de Josep Maria Bartomeu, que se impuso a Laporta en los comicios, y el acuerdo comercial parecía que tendría continuidad.
Bartomeu, sin embargo, quiso renegociar el acuerdo de Faus al alza. Pidió más dinero y las negociaciones se rompieron. El gobierno catarí reaccionó mal. Indignado con el Barça, con Manel Arroyo al frente de unas negociaciones que terminaron rotas, Qatar prorrogó un año más el contrato, pero con las mismas condiciones que en 2011. Y en 2016 su patrocinio fue sustituido por Rakuten.
El fichaje de Neymar
El Barça pasó de ser el club de Qatar a ser un club maldito. Detestado. El gran beneficiado fue el PSG, que se convirtió en el gran símbolo del país. Y bastó que el Barcelona quisiera fichar a Verratti para que la entidad parisina diera el gran golpe al pagar los 222 millones de la cláusula de rescisión de Neymar.
La respuesta del Barça fueron los fichajes de Dembelé y Coutinho, por quienes el club pagó casi 300 millones de euros. Fueron dos operaciones nefastas, el principio de su caída a los infiernos. Qatar, mientras, seguía apostando por el PSG, y en 2021 celebró la abultada victoria del equipo francés en el Camp Nou (1-4).
Laporta y las alianzas
El Barça, con Qatar, tuvo mucha más estabilidad económica que sin Qatar, aunque en el club también celebraron el acuerdo con Rakuten, que pagaba 55 millones de euros por temporada. Sin un socio solvente, el Barcelona fue de mal en peor, con una masa salarial muy alta y unos ingresos al límite. Con la crisis del coronavirus, los problemas se multiplicaron y Laporta, el gran detractor de Qatar hace una década, busca ahora nuevas alianzas.
PSG y Barça, en muchos sentidos, son clubes antagónicos. Rivales ya eternos. Mucha más historia tiene la entidad azulgrana, fundada 71 años antes que la parisina. También su currículo es mucho más extenso. En el Camp Nou muchos lamentan que el Barcelona solo haya ganado cinco veces la Champions. En París nunca han sido campeones de Europa, aunque el PSG rozó la gloria en la final de 2020 contra el Bayern.
Qatar versus Spotify
Hoy, el PSG sigue fiel a Qatar, mientras que el Barça exhibe Spotify, una marca menos controvertida. Económicamente, el club azulgrana está con la soga al cuello, mientras que la institución francesa vive del dinero del país del Golfo Pérsico. Eso sí, con Luis Enrique como capataz de Al-Khelaifi.
En 2017, Lucho vivió uno de sus días más gloriosos con la remontada barcelonista contra el campeón galo en el Camp Nou con gol final de Sergi Roberto. Ahora tiene el gran reto de ser el entrenador de la primera Champions del PSG, con permiso de Xavi, a quien jubiló como futbolista en 2015 y que ahora se juega su prestigio y el del Barça.