Joan Laporta goleó a Víctor Font y Toni Freixa en las elecciones del 7 de marzo de 2021. El abogado barcelonés logró 30.184 votos, por 16.679 y 4.769, respectivamente, de sus rivales. En un FC Barcelona muy castigado económicamente por el coronavirus, Laporta prometió que tenía la fórmula para que el equipo de fútbol volviera a ser campeón de Europa y aseguró que sellaría la renovación de Leo Messi tras un asado. No cumplió sus promesas y el Barça vive tiempos de zozobra, de crisis, y no se vislumbra una solución inmediata. Ni la puesta en marcha de la reforma del Camp Nou parece ilusionar a los socios.
El Barça se encontraba en marzo de 2021 en una situación muy delicada. Con una deuda de 1.173 millones de euros y una masa salarial muy alta. Heredó una mochila "muy pesada" de Bartomeu y esperaba que Jaume Giró, luego Conseller de la Generalitat d'Economia i Hisenda, arreglaría las cuentas del club. Giró, sin embargo, abandonó el barco muy pronto. Ni tan siquiera formó parte de la junta directiva que tomó posesión del club, que tuvo muchos problemas para poder presentar el aval de 124,6 millones de euros.
Reverter y Alemany
Necesitaba Laporta buenos gestores, pero se rodeó de amigos y familiares. También, inicialmente, de dos ejecutivos muy reputados: Ferran Reverter y Mateu Alemany. El primero, como CEO del club, presentó su renuncia en febrero de 2022 por discrepancias con la gestión del presidente. El segundo salió del club el pasado verano, tras ver recortadas sus funciones en la dirección deportiva con el fichaje de Deco.
El contrato de patrocinio de Spotify fue la sentencia para Reverter, quien pensaba que el Barça podía conseguir más dinero. Aunque la mayoría de fuentes consultadas aseguran que la ruptura vino porque "Reverter solo contemplaba la conversión en SAD para reconducir la crisis azulgrana". Laporta, además, hizo caso omiso a sus recomendaciones para mejorar la economía del club. En verano de 2022, atormentado por la mala situación deportiva del Barça, el máximo dirigente vendió algunos activos para renovar una plantilla decadente.
Los fichajes de 2022
Los fichajes de Christensen, Kessié, Lewandowski, Raphinha, Koundé, Bellerín y Marcos Alonso tuvieron un impacto muy positivo la pasada temporada. El Barça ganó la Supercopa de España, tras arrollar al Real Madrid, y la Liga. Fueron dos éxitos que compensaron los fiascos en la Copa del Rey y, sobre todo, en la Champions.
Laporta quiso repetir la fórmula de las palancas un año después, pero la Liga frenó sus planes. El Barça se quedó sin margen de actuación y el pasado verano solo pudo invertir 3,4 millones de euros en el fichaje (fallido) de Oriol Romeu. Gundogan e Iñigo Martínez llegaron con la carta de libertad, mientras que Joao Félix y Cancelo fueron cedidos por el Atlético de Madrid y el Manchester City. El Barcelona fue el club de la Champions que menos gastó en fichajes.
Situación crítica
El Barça, hoy, es un equipo con más pasado que presente y, sobre todo, con un futuro incierto. Eliminado de la Copa del Rey y zarandeado por el Real Madrid en la Supercopa, solo le queda la Champions. En la Liga está a ocho puntos del gran rival y el objetivo de mínimos sería acabar segundo. Xavi Hernández, el actual entrenador, tiene fecha de caducidad. Laporta siempre tuvo dudas con él. Igual que con Ronald Koeman, despedido con muy poca elegancia, tras ningunearlo meses antes.
Laporta sufre con el equipo y con los números del Barça. La deuda supera los 1.200 millones de euros y el traslado a Montjuïc ha frenado los ingresos de un club obligado a recortar el gasto. Los cambios que introdujo el actual presidente en el Espai Barça encarecieron el proyecto más importante de la entidad en el siglo XXI y sorprendió la elección de Limak, una constructora turca con menos reputación que las grandes compañías españolas. La gestión del Espai Barça, de momento, ha provocado ya dimisiones sonadas, como las de Jordi Llauradó, Álex Barbany, Ramón Ramírez, Jaume Llopis y, recientemente, Maribel Meléndez.
El futuro del club
Hoy, el discurso de Laporta del 7 de marzo de 2021 ha quedado obsoleto. "Somos cruyffistas y que nadie sufra. Superaremos todas las dificultades y seguiremos siendo los propietarios del club", dijo entonces. Deportivamente, el Barça depende de dos representantes, Pini Zahavi y Jorge Mendes, y el actual modelo de propiedad de la entidad se tambalea. Del legado de Johan Cruyff quedan pocas cosas. Ni tan siquiera su hijo Jordi, otra víctima de la gestión presidencialista de Laporta.