Desde que Xavi anunció el sábado por la noche --tras el nuevo descalabro ante el Villarreal-- que dejará el cargo de entrenador a partir del 30 de junio, la gran mayoría de análisis y diagnósticos de la prensa se han centrado en el plano deportivo. El FC Barcelona navega a la deriva en los últimos meses, y habrá que ver si el golpe de efecto de Xavi sirve para destensar lo suficiente al equipo como para luchar por algún título de aquí a final de temporada. O, como mínimo, para acercarse a los objetivos.
Junto al devenir deportivo del Barça, sin embargo, va ligada una cuestión más importante: el trasfondo económico. Las decisiones de Xavi y el recorrido del primer equipo, a lo largo de los próximos cuatro meses, tendrán una incidencia directa en las arcas blaugrana. Caigan o no trofeos, hay mucho dinero en juego. El Barça se juega, de hecho, alrededor de 120 millones de euros hasta junio.
Asegurar Champions y Supercopa
Para empezar, además de la necesidad de acabar entre los cuatro primeros en Liga para asegurar la plaza en la próxima Champions --con más de 50 millones de ingresos fijos--, el Barça debe quedar primero o segundo para meterse en la Supercopa de España 2025. Un torneo que, aunque sea menor, tiene un botín de entrada de 5,8 millones y un tope de 7,3 kilos, en caso de conquistar el título.
Podría ir también siendo tercero en Liga, si el que pase del Atlético-Athletic a la final de Copa fuera además primero o segundo en la competición doméstica. Ahí, en cualquier caso, el Barça ya no dependería de sí mismo. Otro de los frentes abiertos es la clasificación para el Mundial de Clubes 2025, también con un fijo de unos 50-60 millones de euros, a través de la presente edición de la Liga de Campeones.
El Mundial de Clubes, a la vista
A no ser que el Barça sea campeón en Wembley el 1 de junio, debe hacerlo mucho mejor que el Atlético para remontar los siete puntos virtuales (55 a 62) de desventaja. Cada triunfo se premia con dos puntos, y pasar de ronda con uno. Por tanto, el Barça debería ganar los dos duelos de octavos contra el Nápoles y uno de cuartos, y que el Atleti perdiera los dos de octavos contra el Inter. En caso de empate, iría el Barça al Mundialito si suma más puntos esta campaña.
La presión real, por tanto, no ha disminuido ni un ápice para Xavi, Laporta y la plantilla. Quizá sí la mediática, pero no la verdaderamente importante: la de conseguir, entre todos, que la economía del Barça siga manteniéndose a flote.
El Barça se ahorra el finiquito
De forma paralela, otro de los efectos secundarios de la decisión tomada por Xavi, la de seguir hasta el 30 de junio, es el hecho de que el club se ahorre un hipotético finiquito. Al no despedirle el Barça y marcharse él por voluntad propia, la entidad no tendrá que pagar la indemnización que se abona por despidos improcedentes.
Se ha dicho en los últimos meses que Xavi y su cuerpo técnico cobran alrededor de 12 millones por curso, y cabe recordar que el de Terrassa firmó recientemente la renovación hasta 2025. Con la decisión personal del técnico, por tanto, Laporta y el Barcelona se ahorrarán pagarle entre 18 y 20 millones --el restante de su contrato--, y el sueldo de un nuevo entrenador --Márquez es quien suena con más fuerza--. Aunque si el Barça sigue encadenando derrotas y ridículos, veremos si Xavi no acaba siendo destituido antes incluso de la fecha marcada. Cuatro meses pueden hacerse muy largos.