Xavi Hernández no es el único culpable de la situación deportiva que atraviesa el FC Barcelona. A ojos de la afición, también lo es Joan Laporta. Prueba de ello es que, durante el transcurso del Barça-Villarreal y con el Barça por debajo en el marcador, se escuchasen cánticos que pedían la dimisión del actual presidente.
Tan sólo dos años y medio después de salir reelegido en las elecciones, la figura de Laporta está cada vez más tocada. El barcelonismo ya no se lo cree como antes. El gran arma de Jan siempre había sido la dialéctica, persuadir y convencer con sus palabras a los aficionados culés. Ahora, ni siquiera eso le funciona.
El barcelonismo se cansa
"¡Barça, sí! ¡Laporta, no!", pudo escucharse por momentos en el Estadi Olímpic Lluís Companys, señalando directamente a un Jan que se mostró cabizbajo en el palco. Unos cánticos que, pese a ser tímidos, denotan el hartazgo del aficionado con todo lo que está sucediendo en el club, sumido en una crisis deportiva, institucional y económica.
Momentos críticos los que se viven en Can Barça, con cuatro meses por delante de curso 2023-24 que podrían mejorar el escenario --hay quien sueña todavía con títulos-- o, por el contrario, empeorarlo todavía más.
Laporta ya está en el foco
Laporta está en el punto de mira. Hasta ahora Xavi y los problemas económicos eran su escudo, pero el barcelonismo se está cansando de excusas al ver que, por mucho tiempo que pase, el proyecto "en construcción" del nuevo Barça no despega. Con los desaciertos en la parte deportiva y económica, Jan había logrado evitar que el foco mediático se depositase en él estos últimos años.
El hecho de ganar la Supercopa de España y la Liga en la anterior temporada significó una bombona de oxígeno para la actual directiva. Pero ese éxito de la 2022-23 terminó siendo un espejismo que ha evidenciado por completo que las prisas --y ciertos fichajes-- de la cúpula no han servido para dar con la tecla. La pesadilla continúa.