Se avecinan meses decisivos en el FC Barcelona. El anuncio de Xavi Hernández sobre su salida del club al terminar la temporada 2023-24 ha tomado por sorpresa a una gran parte del barcelonismo. A pesar de la disconformidad de algunos altos mandos del Barça por el rendimiento del entrenador, lo cierto es que Joan Laporta ha logrado mantener al de Terrassa por lo que queda de curso. Un escenario que le permite ganar tiempo hasta el próximo mercado de verano.
Tras la humillante derrota contra el Villarreal, el presidente culé se reunió con Rafa Yuste, Deco, Enric Masip, Joan Soler y Alejandro Echevarría para valorar la situación de Xavi como entrenador. A pesar de algunas tensiones y dudas internas, se decidió no dar un paso agresivo en forma de destitución, dejando al técnico en la posición de anunciar personalmente que su etapa con el Barça finaliza de manera definitiva el próximo 30 de junio.
Xavi Hernández para Laporta ha sido un escudo. Uno bastante sólido, y que le ha dado al dirigente un mayor respiro en este tramo tan convulso de la entidad catalana. Con los desaciertos en la parte deportiva y económica, el director técnico ha conseguido evitar que todo el foco se posicione sobre Jan en los últimos dos años y medio. El hecho de ganar la Supercopa de España y la Liga en la anterior temporada significó una bombona de oxígeno para la actual directiva. Pero ese éxito de la 2022-23 terminó siendo un espejismo que ha evidenciado por completo que las prisas --y ciertos fichajes-- de la cúpula azulgrana no han servido para dar con la tecla.
Tiempo hasta verano
Por ahora, el de Terrassa asumió el reto de seguir hasta finalizar la temporada. Eso implica que son prácticamente cinco meses los que tiene Laporta para cambiar de forma radical la situación deportiva del Barça. El primer objetivo cerrar la llegada de un nuevo director técnico, siendo un casting bastante complicado por la limitada realidad financiera en la que se encuentra el club azulgrana. Aunque hay candidatos como Rafa Márquez, Michel, Imanol Alguacil o Thiago Motta, quienes encajan un poco en ese escenario.
Es tiempo suficiente para que los altos mandos del FC Barcelona puedan pensar detenidamente el mensaje que van a transmitir al barcelonismo con el proyecto. Si la idea es ganar en el corto plazo o formar un proyecto que tarde algunos años en asentarse de forma definitiva. Con Xavi el problema ha sido la incongruencia de señalar que el Barça se encuentra en un proceso de construcción, cuando los gastos en fichajes ascienden a 300 millones de euros --entre fijos y variables-- y la venta de patrimonio para formar la plantilla actual.
Dicha incongruencia es la que debe erradicarse de aquí a verano. De lo contrario, el siguiente ciclo del futuro entrenador va a comenzar con el pie izquierdo. Es una situación en la que Laporta no puede darse el lujo de cometer una equivocación, teniendo en cuenta que el descontento del entorno barcelonista empieza a crecer a pasos agigantados con el pasar de las semanas.
El último escudo de Laporta
Sin Xavi en el camino durante la 2024-25, Laporta se enfrenta a lo que es un año en el que las miradas de los aficionados van a apuntar directamente al palco del estadio del Barça. Desde hace semanas que muchas de las críticas las ha recibido el director técnico, pero ese escudo ya no va a estar para defender a junta. Por esa razón, la continuidad del egarense hasta final de curso supone un ligero alivio para Jan, a sabiendas de que ahora no existe margen de error.
La primera prueba de esa inminente impaciencia del barcelonismo se dio precisamente en la derrota contra el Villarreal. Las cámaras de Movistar Plus captaron el cántico de algunos aficionados presentes en Montjuïc, que entonaron con fuerza el "Barça sí, Laporta no". No fue un pronunciamiento masivo, pero sí deja entender que poco a poco el descontento se deja ver con mayor facilidad. Y sin Xavi Hernández será mucho más fácil.