Primer examen superado, aunque a medias. El Trofeo Joan Gamper sirvió de prueba de fuego, este martes, para esclarecer hasta qué punto está preparado el Estadi Olímpic Lluís Companys para acoger los partidos del FC Barcelona como local esta temporada 2023-24. Hubo luces, pero también unas sombras que deberán pulirse en cuestión de días para mejorar la organización y los elementos de seguridad.
Para los aficionados culés --y periodistas-- que escalaron la montaña mágica de la capital catalana, todo fue nuevo. Culemanía pudo comprobar de primera mano que los accesos estaban bien señalizados, y que la gente llegaba a buen puerto. Los controles de seguridad, sin embargo, no fueron todo lo ágiles que podrían haber sido y eso conllevó retrasos para ocupar las localidades. Las de poca visibilidad directamente estaban vacías, y hubo cientos de barcelonistas que se perdieron la presentación del equipo debido a la lentitud de las colas en cada una de las bocas.
La organización y seguridad, mejorables
También los periodistas y fotógrafos tuvieron problemas, principalmente para encontrar el centro de acreditaciones con facilidad y, después, acceder a su puesto de trabajo en los distintos niveles del estadio. La mayoría de operarios y trabajadores consultados tenían problemas a la hora de indicar a quienes les preguntaban. Prueba fehaciente de que la sesión informativa que llevó a cabo el club, apenas una semana antes, no ha acabado surtiendo el efecto deseado.
La desorganización general hace pensar que, en términos de evacuación si hubiese habido algún incidente o amenaza, los problemas aún habrían sido más graves. Ahí es donde el Ayuntamiento y el Barça deberán focalizar sus esfuerzos en las próximas jornadas, a fin de agilizar todo el proceso de entrada y salida de los aficionados.
A nivel técnico, y aunque resulte anecdótico, cabe señalar que el videomarcador todavía no pudo estar en funcionamiento. No es de extrañar, partiendo de la base de que la fecha que se habían marcado los operarios para finalizar con la adecuación del estadio no era la del Gamper, sino la del primer partido de Liga. "Teníamos que terminarlo el día 20, por la Liga, y no el 8 de agosto", recuerdan desde Barcelona Serveis Municipals (BSM), la empresa que gestiona el Olímpic.
El cambio de imagen de Montjuïc
A todo esto, desde Culemanía pudo saberse que la celebración de conciertos en Montjuïc este verano, como el de The Weekend, ha entorpecido el proceso de adecuación. Sobre el terreno de juego la cosa cambia, y el cambio de imagen es más que notable. El estado del césped durante el Gamper fue impecable, mientras que la pista de atletismo se cubrió con una moqueta verde, en los laterales, para crear la sensación de proximidad del terreno de juego a las gradas.
Otra de las novedades es el hecho de que suene música por megafonía para celebrar los goles del FC Barcelona, algo que dará más vidilla a un estadio sin la magia y el ambiente del Camp Nou. En la media parte, además, la novedad de que animadores del club salieran a repartir camisetas a los aficionados, al más puro estilo estadounidense, también dio un toque positivo para entretener a los fans.
Siguen las carencias comunicativas
No todo es malo, ni todo es bueno. A nivel periodístico, el hecho de que no hubiera rueda de prensa previa ni posterior de Xavi Hernández incide en las limitaciones comunicativas que ha fomentado el club en los últimos meses, coincidiendo con el cierre de Barça TV. Una situación que cambiará para mejor, a nivel de cobertura, una vez dé comienzo la temporada oficial.