Joan Laporta vivió la pasada temporada al límite. Con mucho estrés y bastantes sobresaltos. Las seis Ligas que ganaron los seis equipos profesionales del Barça compensaron muchas angustias y dolores de cabeza. La financiación del Espai Barça, el caso Negreira y los recortes de las secciones marcaron un curso complicado. El nuevo ejercicio también se prevé difícil, por la delicada situación económica de la entidad. El traslado a Montjuïc y las obras del Camp Nou marcarán el futuro a corto y medio plazo del Barcelona, más allá de los resultados deportivos, donde el equipo de fútbol espera ser competitivo en Europa.
El Barça tiene el gran reto de seguir siendo competitivo con menos dinero. El club ha pasado la tijera en las secciones profesionales. La más castigada ha sido el baloncesto, que pasará de tener un presupuesto de 42 millones de euros a tener otro de 30 millones. Sin Jasikevicius y Mirotic, el equipo se agarra a Roger Grimau, un técnico sin experiencia en la élite, y Joel Parra, un alero que llega del Joventut para marcar una época.
El balonmano también deberá gestionar una temporada complicada sin Fàbregas ni Cindric, y con la posible marcha de Gonzalo Pérez de Vargas. En España no tiene rival, pero en Europa ha perdido potencial.
El equipo de fútbol
Laporta ha debilitado las secciones con el objetivo de que las rebajas afecten menos al equipo de fútbol. De momento, el Barça ya ha anunciado el fichaje de Gundogan y tiene atados los de Iñigo Martínez y Vitor Roque. El gran drama pasa por encontrar un mediocentro de primer nivel. No lo encuentra el Barça, que optará, posiblemente, por una solución buena, bonita y barata: Oriol Romeu.
La complicada situación económica explica que el Barça siga sin fichar a un lateral derecho. No puede aspirar a futbolistas como Cancelo o Juan Foyth y se ilusiona con Iván Fresneda, un jugador de 18 años del Valladolid.
Los fracasos de la Champions
El presidente del Barça sabe que los resultados del equipo de fútbol condicionan el estado de ánimo de sus socios y aficionados. Este año toca ser ambicioso en Europa, el escenario de sus grandes pesadillas desde 2015. Al Barça ya no se le pide que la gane, pero sí que la compita. En los dos últimos cursos, el equipo ha sido eliminado en la fase de grupos de la Champions. Y también se ha estrellado en la Europa League.
El reto es mayúsculo en una temporada en la que el Barça se trasladará a Montjuïc. De momento, la respuesta de los socios es preocupante. Ni 15.000 han renovados sus carnets. Subir a la montaña olímpica no motiva a los hinchas.
Las pérdidas de Montjuïc
Laporta cifró, inicialmente, en 93 millones de euros las pérdidas que comportará el traslado a Montjuïc. Luego rebajó la cifra hasta los 55 millones. Su plan para atraer a los socios, de momento, ha fracasado. Está en manos de los turistas.
Paralelamente, el Barça espera recibir los permisos para construir la nueva tercera grada del Camp Nou. Actualmente, el estadio ofrece un aspecto desolador. Ya han comenzado los trabajos de derribo de las gradas más altas y las más bajas.
Limak y el Camp Nou
Limak tiene el encargo de terminar la primera fase de las obras del Camp Nou en noviembre de 2024, coincidiendo con la celebración del 125 aniversario del club. Hasta entonces, Montjuïc será su casa.
El Barça también espera que el caso Negreira se diluya poco a poco. De momento ya ha recibido la comunicación de la UEFA de que esta temporada podrá disputar la Champions. La Justicia, no obstante, ya ha confirmado que el club no podrá presentarse en el proceso como parte afectada.
Renovaciones pendientes
Laporta, por otra parte, deberá gestionar algunas negociaciones muy importantes para el futuro del Barça como las renovaciones de Xavi Hernández y Ousmane Dembelé. De momento, hay buena sintonía con el técnico y con el delantero francés, pero en el Barça ya se sabe que todo puede cambiar de un día para otro. Y mucho más en tiempos de crisis.