El FC Barcelona ha perdido una gran oportunidad con el desdén de Leo Messi. El astro argentino ha rechazado volver al Barça. La gran prioridad del próximo mercado de fichajes iba a ejercer un efecto de atracción sobre el resto de objetivos en la agenda azulgrana. Sin embargo, el técnico Xavi Hernández ha perdido una baza con la que atraer incorporaciones de primer nivel como Ilkay Gundogan. Más allá de la espantada de la pulga, la incertidumbre con la excedente masa salarial y el escaso margen para inscribir fichajes pueden causar las dudas a más de uno y de dos posibles refuerzos.
Y es que la mejora de los emolumentos no figuran entre los argumentos del club para persuadir a jugadores de primer nivel. El propio Gundogan y Sofyan Amrabat - este último ha dado el sí definitivo - tendrán que priorizar aspectos deportivos si finalmente recalan en Barcelona. El efecto dominó que se desprende del titubeo de Messi puede contagiar a otros nombres en la lista de la dirección deportiva. La directiva encabezada por Joan Laporta no puede ofrecer el salario que sí le ha puesto la mesa el Manchester City a su capitán.
Escaso margen de maniobra
El club azulgrana podrá inscribir sin más suspense las nuevas renovaciones de Gavi, Sergi Roberto, Ronald Araújo, Iñaki Peña y Marcos Alonso. No obstante, todavía no había emergido ese hueco para dar cabida a un hipotético sueldo bruto de 26 millones de euros que iba a percibir Messi.
El Barça ha conseguido rebajar el abultado peso de la masa salarial deportiva de los 656 millones de euros a los 536 kilos. Las marchas voluntarias de Gerard Piqué, Sergio Busquets y Jordi Alba han liberado respectivamente 50, 40 y 30 millones. En total, la entidad se ha desprendido de una losa económica de 120 millones heredada en materia salarial.
Salidas necesarias
Sin embargo, todavía no basta para poder fichar con la libertad de la regla 1:1, es decir, reinvertir la totalidad del dinero ingresado por fichajes. La Liga exige ajustar el coste de los sueldos del primer equipo hasta los 450 millones. Como ya hemos explicado en Culemanía, las ventas de jugadores importantes - que no imprescindibles - como Raphinha y Jules Koundé implicaría otro ahorro salarial de 56 kilos.
Ambos futbolistas cobran unos emolumentos de 12 millones brutos anuales. Este ahorro por dos hipotéticas ventas supondría 24 millones. Sumados a la amortización del primer año de sus contratos, de 13 por el extremo brasileño, y de 12 por el central francés, la masa salarial descendería hasta los 480 millones. Toca mover fichas antes de reforzarse en el mercado, y las dos operaciones mencionadas originarían un ahorro de 50 millones.
Empezar la casa por el tejado
La directiva azulgrana no podía incorporar a Messi o a cualquier otro futbolista con etiqueta estelar sin antes poner en orden la propia situación económica. Con Messi, se ha intentado empezar la casa por el tejado aunque la leyenda barcelonista aseguró a los medios que "nunca me llegó una propuesta formal". Y ante el miedo de incurrir en la misma decepción de agosto de 2021, el jugador argentino ha dicho basta.
Del mismo modo, por muchas promesas que el club haga a Gundogan o Vitor Roque con sus inscripciones, existe el riesgo de que declinen esperar. La ingeniería financiera de la que requiere el próximo mercado de fichajes obliga a mantener la paciencia. Ciertas salidas no se desatascarán hasta agosto, degenerando en un embotellamiento que obstaculiza las entradas. Jugadores como Clément Lenglet, Sergiño Dest y Samuel Umtiti cargarán todavía más la economía del club hasta encontrarles un nuevo destino.