Las a menudo perturbadoras sensaciones que en las últimas dos temporadas han venido emanando del desempeño de Raphinha con el Fútbol Club Barcelona, tanto en la posición de extremo como en la de interior, adquirieron ayer una nueva dimensión cuando Hansi Flick colocó al brasileño como mediapunta titular en Mestalla, en el victorioso debut liguero de los azulgranas. Incluso justificada por las lesiones, convalecencias y readaptaciones de jugadores como Pedri, Gavi, Fermín o Dani Olmo, la irrupción este sábado del 11 convertido en 10, greñudo trampantojo de Rivaldo, ahondó en un profundo desasosiego culé: el de saber que el fútbol de Rapha nunca encajará en nuestros recuerdos acerca de cómo fluye un Barcelona hegemónico.
Sin embargo, y sin entrar a valorar que a través de los años el Barça ha prescindido de Coutinho, Griezmann y Messi para acabar alineando a un extremo zurdo del Leeds como eje de su ataque, el sábado contemplamos cómo el único regateador brasileño famoso por no irse de nadie utilizaba sus dos virtudes más apreciables para catalizar decisivamente ambos goles de su equipo. En el primero, tensionó hasta el límite los muelles industriales que tiene por tobillos para abrir la pelota a banda y, de un preciso zapatazo con rosca, otorgó a Balde el espacio para percutir hacia el área rival que los torpes desmarques de Ferran le negaban. En el segundo, tan generoso como siempre en el esfuerzo, corrió una vez más a toda velocidad, desde una posición errónea y con escasas opciones de recuperar un balón, pero en esta ocasión encontró el premio del penalti cometido por Mosquera.
De las pocas certezas que este Barça de Flick puede generar, dos de ellas acudieron puntuales a su cita en Valencia: Lewandowski, pese a su declive, marcará muchos goles desde el área pequeña y de penalti esta temporada -lo curioso será saber cuántos y, sobre todo, a qué precio, porque de momento los que lleva salen a 16 millones brutos cada uno-, y Raphinha volverá a ser mucho más amable al Excel que al ojo. No está el club para hacer ascos a ninguna de las dos.
De igual forma, conviene ser optimista con el debut en el mediocampo de los 'Marcs', Casadó y Bernal, clarísimo 'upgrade' en relación a los 'Joaos' aunque todavía en la parte más tierna de su maduración como jugadores del primer equipo. Ambos cuajaron buenas actuaciones pero es justo reconocer que el partido contra el Valencia tuvo más de perro que de difícil. O sea, justo al contrario de lo que ocurrirá en la jornada 2, con la visita del Athletic de los Williams al vetusto Montjuïc. Al menos, por primera vez desde hace mucho tiempo, el Barça compareció como visitante con la sensación de que su entrenador era, al menos, igual de bueno que el local. Som-hi.
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