Tiene razón Xavi en una cosa: todo esto es una situación muy desagradable. Lo dijo ayer, tras ganar al Rayo Vallecano con otro partido plúmbeo del Barça, en referencia a los cánticos desde la grada de Montjuïc a su favor y, al fin, contra Joan Laporta. Y digo 'al fin' porque no me negará, astuto lector, que era bastante insólito perder ocasión tras ocasión de ganar algo a golpe de encajar cuatro goles en partidos decisivos, patinazo tras patinazo hasta el nadaplete final, y que la culpa la tuvieran todos menos el patriarca de la "empresa familiar multinacional". Dijo también Xavi, la casualidad, que quiere que "la familia esté bien". Pero lo que parece no haber entendido después de dos años y medio es que familia no hay más que una y a ti te encontré en la calle.

Justo por eso ayer se vio abocado por tercera vez al papelón de comparecer ante los medios a contar que no sabe nada de todo eso de que el presidente anda cabreado con él por un quítame allá ese sushi. Se conoce que en la cena de marras que acabó con su inesperada confirmación en el banquillo, Xavi usó el truquito de cualquier universitario que quiere ablandar a su padre cuando llega el verano porque ve que de verdad le va a tocar ponerse a trabajar. Como él mismo, por cierto, aseguró que haría en un arrebato de chulería tras una conflictiva cena de Navidad. Obviamente, la desesperación de verse sirviendo mesas a 35º le asalta cuatro meses después. Y eso le lleva a contarle a papá todo lo que quiere oír. Para empezar, que estaba equivocado cuando aseguró, altivo y empoderado, que prefería contribuir a la economía familiar antes que seguir estudiando algo que le resultaba insoportable.

También que ha aprendido mucho de sus errores y que ahora, tras un tiempo para valorar lo positivo de la vida de estudiante, se ve con fuerzas renovadas para ser responsable y acabar lo que empezó. ¿No es acaso tortuoso por definición el camino hacia la madurez? El problema es si tu padre te pilla contándole esa misma tarde a tus colegas cómo le has vacilado, que ahora el viejo come en tu mano, se ha creído que te vas a sacar Derecho a curso por año y es tan panoli que te compró la moto nueva con la promesa de que por fin ibas a aprobar Romano y ahí estás ya, en cuarta convocatoria. Solo eso ya bastaría para que te mandara desfilando hacia el SEPE, pero es que además a tu padre le han surgido ahora unos problemillas en sus cuentas bancarias y no le interesa que sean el tema de conversación en la cena.

Como me han despedido algunas veces en mi vida y, por desgracia, también he tenido que dejar yo a gente sin trabajo, sé que a menudo ocurre tal que así: todo el mundo empieza a hablar aunque no hay nada seguro, pasan los días y nadie te comunica nada, si tú preguntas te ruegan amablemente que no te preocupes y trabajes con la misma fuerza y motivación que siempre, y en caso de que insistas te acaban emplazando a hablar "un poco más adelante". Confía en mí, Xavi: estás en la calle. A lo mejor sucede esta semana, o a lo mejor la que viene, pero será pronto. Salvo que este manicomio de club se levante tan sentimental una mañana que decida renovaros de por vida a Sergi Roberto y a ti. ¿Por qué no? Si ya, total...

P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana

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