El Barça vive una realidad dual. Atormentado económicamente, con una deuda de 1.200 millones de euros y el límite salarial muy excedido, e ilusionado deportivamente, convencido de que puede cambiar la historia y ganar la Champions. Este martes, en el Olímpic Lluís Companys, el club azulgrana se juega prestigio y dinero contra el PSG, un nuevo rico con tantas o más urgencias futbolísticas.
Xavi Hernández, hoy, está mucho más tranquilo y optimista que el pasado 27 de enero, el día que el Barça perdió por 3-5 contra el Villarreal en Montjuïc. Tras la derrota, el técnico se reunió con Laporta y minutos después anunció su dimisión diferida. Es decir, comunicó que no seguiría como entrenador del Barça a partir del 30 de junio. Según Xavi, su renuncia ayudaría a calmar las tiranteces y facilitaría una reacción de sus futbolistas.
El relevo de Xavi, aparcado
Aparcada la crisis, Xavi sueña con ganar la Champions y vende ilusión. Cree que su equipo puede proclamarse campeón de Europa. Conquistar la Champions, como mínimo, ya no es una utopía. Laporta, optimista por definición, también sueña a lo grande y este martes se presentó en el entrenamiento para animar al entrenador y a los futbolistas. Su proyecto ya no parece tan endeble.
Hace dos meses y medio, Laporta se quedó solo en la defensa de Xavi. En el club empezaron a filtrarse nombres de entrenadores que gustaban al presidente y a Deco, su director deportivo, para relevar al técnico de Terrassa. Ahora nadie habla de Flick o De Zerbi, y el máximo dirigente no descarta la continuidad de Xavi. Una continuidad que, de momento, no contempla el afectado.
Dimisiones importantes
El buen momento del Barça ha calmado muchas tensiones. Laporta necesitaba una tregua, sobre todo tras las dimisiones de Maribel Meléndez y Eduard Romeu, máxima ejecutiva del club y vicepresidente económico, por discrepancias con su gestión. Ahora puede terminar el curso con un éxito inesperado que maquillará muchas carencias. Jan, además, puede presumir de ser el único presidente barcelonista que ha ganado dos veces la Champions.
La recuperación deportiva también tiene un impacto positivo en las cuentas de la entidad. Hace un mes, el Barça reconocía que el actual ejercicio podía saldarse con pérdidas si no se vendía un jugador antes del 30 de junio. En el club argumentan que se habían ingresado 37 millones de euros menos de los previstos hasta el primer trimestre de 2024, una cantidad que puede ser cubierta, e incluso superada, si el equipo de Xavi elimina al PSG y se clasifica para las semifinales de la Champions.
Ocho millones de recaudación
A principios de temporada, el Barça había presupuestado que el equipo llegaría a los cuartos de final. El objetivo se cumplió tras vencer al Nápoles. Ante el PSG, el club ingresará unos ocho millones de euros tras agotarse prácticamente todas las localidades. El lunes apenas quedaban 400 disponibles.
La UEFA, asimismo, premiará al Barça con 12,5 millones de euros adicionales si alcanza las semifinales y otros 15,5 millones por jugar la final. El ganador tendrá un premio extra de 4,5 millones de euros más. Paralelamente, el club azulgrana podría ingresar unos ocho millones de euros más por el partido de semifinales que se jugaría en Montjuïc, más la parte proporcional de los derechos de televisión.
El futuro a corto plazo
Laporta y Xavi visualizan un Barça campeón de Europa, pero saben que en un club tan ciclotímico se pasa de la euforia a la depresión en un plis-plas. En abril, el actual proyecto parece haberse enderezado. En 90 minutos, o tal en 120, el futuro a corto plazo del Barcelona está en juego.
A Xavi, presuntamente, le quedan dos meses y medio como entrenador. Laporta, en cambio, quiere agotar su mandato, hasta 2026, y no descarta presentarse a la reelección. Vive como un funambulista, siempre al límite, convencido de que el Barça puede volver a ser grande con él como presidente.