El barcelonista debe navegar hasta dos décadas atrás para encontrar otra época en la que el FC Barcelona no aspirase a los títulos europeos. Por aquel entonces, en 2003, Joan Laporta aterrizó en una entidad mermada también por los problemas económicos --salvando las distancias-- y que deambulaba por el desierto deportivo. El presidente del Barça apostó en su primer mandato por Frank Rijkaard, que apenas contaba con experiencia en los banquillos. Pero el órdago le salió redondo a Jan.
Mismo éxito esperaba repetir cuando apostó por Xavi Hernández en noviembre de 2021. El técnico egarense tampoco había tenido tiempo de curtirse como entrenador más allá de su estancia en el Al-Sadd catarí. En su primer curso y medio --firmó a mediados de temporada 21-22-- el equipo azulgrana compitió maravillosamente en Liga. La Xavineta ilusionó con el alirón en mayo de 2023, después de una trayectoria ascendente en competición doméstica. Pero el tren ha descarrilado del camino marcado por Rijkaard en esta tercera campaña.
Comienzo prometedor
El cometa de Países Bajos tenía en Ronaldinho la pieza angular de su nuevo proyecto en el Camp Nou. La sonrisa del fútbol devolvió la alegría a los culés después de dejar el PSG por el FC Barcelona a cambio de 25 millones de euros más cinco variables. Y eso que en la Copa de la UEFA --ahora Europa League--, el Celtic de Glasgow eliminó al cuadro catalán con un global de 1-0 en los octavos de final.
A pesar también de una primera mitad de curso 03-04 irregular, el refuerzo invernal de Edgar Davids ayudó a consolidar una dinámica ganadora en la segunda vuelta. El Barça culminó la Liga en segunda posición y regresó a la máxima competición continental.
Consolidación del proyecto
Para esa segunda campaña de la era Rijkaard, el técnico contó con fichajes estelares como Deco, Samuel Eto'o, Edmílson, Ludovic Giuly o el suplente de garantías Henrik Larsson. Todos juntos costaron 67 millones, poco más de lo que la entidad abonó por Raphinha en 2022. Cabe decir que el mercado futbolístico no sufría la inflación actual. En Liga, el equipo de Rijkaard arrasó con un liderato que mantuvo de principio a fin. En Champions League, el Chelsea le negó la gloria europea demasiado pronto. Tampoco hubo reinado en Copa, pero el alirón doméstico ya suponía un paso adelante considerable.
Esos brotes verdes terminaron de germinar en la temporada 05-06. Para recordar la victoria en el Santiago Bernabéu que llevó a los madridistas a aplaudir a Ronaldinho. El Barça de Rijkaard tocó el cielo aquel año, con la conquista de la segunda Liga consecutiva y la Champions League en la final de París ante el Arsenal (2-1). Solo se le resistió la Copa.
Fin de la hegemonía
De ahí, a la caída del imperio en dos años de sequía para las vitrinas del Camp Nou. El Liverpool apeó al cuadro azulgrana de octavos en la Champions 06-07 por el valor doble de los goles como visitante, y el Real Madrid se llevó la Liga debido al goal average particular.
Para la campaña 07-08, el rendimiento del equipo de Rijkaard confirmó la necesidad de un cambio de ciclo. El Barça culminó tercero en Liga, a 18 puntos del eterno rival. Sin embargo, en Europa el equipo reforzado con nuevas estrellas como Thierry Henry y Yaya Touré dio la cara. Solo el Manchester United tumbó a doble partido en semifinales al equipo azulgrana (global 1-0).
¿Se repetirá el paralelismo?
Esa competitividad es la que debe demostrar el Barça de Xavi en este 2024. La entidad de un rival menos temible en los octavos de la Champions como el Nápoles y la necesidad de dar un golpe de timón deben despertar al conjunto barcelonista. La Liga y la Champions, las dos competiciones que más motivan a cualquier equipo, todavía están al alcance de la Xavineta. Ocho puntos separan del liderato en competición doméstica al cuadro catalán. Remontadas más descabelladas se han visto.
No obstante, el FC Barcelona no genera esa confianza con su juego que las dos últimas campañas. En la segunda mitad de curso 21-22, la Xavineta emuló la primera temporada de Rijkaard y remontó de la novena hasta la segunda plaza. La campaña 22-23 se saldó con la conquista de la Supercopa y la Liga mediante un salto cualitativo propiciado por los fichajes y el paso adelante de canteranos. Mismo rumbo ascendente condujo a los pupilos de Rijkaard a levantar esos dos títulos en el tramo 04-05.
Y esta temporada 2023-24, que tirando paralelismos habría tenido que asemejarse a la esplendorosa 05-06, se acerca más peligrosamente al abismo del Barça de Rijkaard en 2008. La segunda Liga consecutiva se antoja más que complicada, en vista del juego poco convincente del equipo. La sexta Orejona a estas alturas parece otra quimera, aunque mientras haya vida queda esperanza. En tiempo de dificultades, el orgullo debe prevalecer. La Champions 07-08 marca ese precedente de competir por títulos, exigencia que Xavi recalcó tras caer recientemente contra el Athletic Club en Copa.
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