Prueba de fuego para el Barça de basket. Y sobre todo, para Roger Grimau. Tras haber perdido la imbatibilidad en el Palau Blaugrana con la derrota en ACB ante el Manresa, el FC Barcelona está obligado a reaccionar esta noche este viernes ante el Olimpia Milano, en Euroliga, para poner fin a una pequeña mala racha de resultados que se traduce en tres derrotas en los últimos cuatro encuentros.
Ya lo dejó claro Grimau, justo después de perder contra el Manresa, cuando dijo que "es el peor momento desde que estoy aquí a nivel de resultado y sensaciones, pero esto es una rueda y va muy rápido".
Tras caer ante el conjunto manresano, el entrenador fue claro sobre la actualidad del equipo, pero a la vez preocupante a la hora de tratar de explicar el tropiezo ante los de Pedro Martínez: "No sé muy bien como analizarlo...".
Preocupación progresiva
Por suerte, la vida sigue y el Barça vuelve a su zona de confort, la Euroliga en casa, donde el balance es intachable en el Palau: siete victorias en siete partidos. En caso de sufrir una nueva derrota, sin embargo, la cosa cambiaría. Y Grimau, que ya está cuestionado desde hace semanas, podría quedar cerca de la sentencia.
Además del triste balance de nueve victorias y cinco derrotas en Liga Endesa, cabe recalcar que el Barça de basket no tiene aún plaza asegurada matemáticamente para la próxima Copa del Rey. Algo que, a estas alturas del mes de diciembre, debería estar ya liquidado sin complicaciones.
Problemas para Grimau
El caso es son cada vez más voces las que señalan que el puesto le viene grande a Roger Grimau. La única forma de cambiar las críticas por elogios, a medio y largo plazo, será acumular una importante racha de victorias consecutivas.
Y que el equipo, de una vez por todas, encuentre la consistencia necesaria para aspirar a títulos esta temporada. Para que ello suceda, será básico que se asienten definitivamente los nuevos fichajes. Sobre todo Brizuela y Parra, muy irregulares.