Pocos culés esperaban un lavado de cara tan radical del FC Barcelona en el último lustro. Ter Stegen y Sergi Roberto son los únicos supervivientes de los campeones de la quinta Champions League con el Barça. En su lugar, el club azulgrana ha vivido la explosión más fructífera de La Masía. Talentos que no alcanzan los 20 años como Gavi y Alejandro Balde, moldeados desde la base, se han erigido en pilares del conjunto que comanda Xavi Hernández. Sin embargo, años atrás otras jóvenes promesas tenían que buscarse las habichuelas lejos de la Ciutat Esportiva Joan Gamper.
No fue hasta el éxodo progresivo de las denominadas "vacas sagradas" por los aficionados barcelonistas que los alumnos aventajados de la cantera tumbaron el muro que los separaba del primer equipo. La situación de crisis económica que limitó la capacidad de inversión de la entidad tras el estallido de la pandemia también precipitó esa confianza repentina en La Masía.
Hasta entonces, mientras Jordi Alba, Gerard Piqué y Sergio Busquets conservaran su estatus todos y cada uno de los canteranos que alcanzaban el filial tenían que marcharse, en busca de ese paso definitivo a la élite en otro lugar. Ese tapón no desapareció definitivamente hasta la pasada temporada 2022-23.
Grimaldo y Cucurella
Si Alejandro Grimaldo y Marc Cucurella hubieran nacido unos años más tarde, probablemente habrían gozado de las mismas oportunidades que Alejandro Balde en el primer equipo. Jordi Alba monopolizó el carril izquierdo del Camp Nou durante una década y barrió a todos y cada uno de los aspirantes al puesto.
Grimaldo admitió públicamente en 2015 que su relación con el técnico del primer equipo, Luis Enrique, cuando él ostentaba la condición de capitán en el filial, era inexistente. Con lo cual, el lateral valenciano dio el salto al Benfica una vez concluida su etapa en el Barça B.
Más desgraciada fue la andadura de Cucurella, que se salió en un año de cesión al Eibar, y cuando regresó volvió a salir prestado al Getafe. Tras otro año de crecimiento en el Coliseum Alfonso Pérez, el equipo azulón abonó 6,7 millones de euros por su compra definitiva, más los 4,4 millones que había costado la cesión. De ahí, a la Premier League, donde demostró su madera para el Barça en el Brighton, antes de fichar por el Chelsea a cambio de 65,3 millones.
Competencia insuficiente
A diferencia del pelut, la competencia que trajeron al Camp Nou para pugnar por la titularidad con Jordi Alba no dio la talla. Ni Lucas Digne, que disputó 46 partidos de azulgrana entre 2016 y 2018, ni Junior Firpo, cuya trayectoria en el Camp Nou comprendieron 41 encuentros entre 2019 y 2021, amenazaron el puesto del lateral de L'Hospitalet. Ambos han hecho carrera en la Premier League. Tampoco planteó tantas dudas a la afición el canterano Juan Miranda, que igualmente se ha afianzado en el Betis.
En el caso de Gerard Piqué, lo excusa el nivel que dieron los canteranos que jugaron en el primer equipo. Durante prácticamente una década hasta su retiro en 2022, el club de la capital catalana le buscó un compañero en la zaga. Demasiado alargada era la sombra de Carles Puyol, y la reconversión de Javier Mascherano en central dio tregua hasta 2017. Temporalmente, hasta su pesadilla con la rodilla izquierda, Samuel Umtiti pareció convertirse en el complemento ideal. Del mismo modo, entre 2019 y 2021, Clément Lenglet brindó un rendimiento más que notable hasta su bajón.
Pero en lo que atañe a La Masía, proyectos de centrales como Sergi Gómez, Marc Muniesa y Marc Bartra no terminaron de cuajar, por debajo de las expectativas. En un equipo que practicaba un fútbol tan ofensivo, las piezas en el eje de la zaga debían ser de talla mundial. Nos referimos a centrales fichados recientemente como Jules Koundé y Andreas Christensen, o Ronald Araujo, que se curtió en el filial entre 2018 y 2020 hasta consolidarse como uno de los mejores defensores a nivel mundial.
Herederos de Busquets
Tampoco asomó la cabeza ningún pivote que pudiera dar descanso a Sergio Busquets. Oriol Romeu ha esperado 12 años desde su emigración a Inglaterra. Debutó en el 2011, meses antes de irse cedido al Chelsea. Después de un breve paso por el Valencia y el Stuttgart, en 2015 se consolidó en la Premier League, como pivote titular del Southampton. En 2022 regresó a casa, de la mano del Girona, y tras otro buen curso llegó la esperada llamada. Sin dinero para firmar a un relevo de mayor proyección para Busquets, el Barça fichó al mediocentro de Ulldecona por 3,4 kilos.
Mientras Sergio Busquets rindió al máximo nivel, ni Sergi Samper ni Gerard Gumbau, como tampoco Oriol Busquets se postularon como alternativas reales para jugar de 5. El craso error que cometió el Barça consistió en no reaccionar a tiempo con un fichaje que se anticipara a la marcha del capitán azulgrana. Ahora, Xavi espera con ansias la progresión de diamantes por pulir como Marc Bernal y Pau Prim, joyas del filial de 16 y 17 años, respectivamente. Esta vez sí, la cantera apunta a convertirse en la solución.