Pablo Torre sonríe de nuevo en un Girona que le ha brindado la oportunidad de asomar la cabeza en Primera División. El mediocampista de 20 años disputará con la selección española sub 21 dos partidos de clasificación para la Eurocopa de la categoría ante Escocia y Kazajistán. En dos meses de competición se ha ganado la convocatoria con el combinado nacional y ha disputado siete partidos a las órdenes de Míchel, a quien define como un "entrenador genial". Sin embargo, con Xavi Hernández la relación no fluía tanto.
"En general, Xavi tampoco hablaba muchísimo con los jugadores. Más bien su segundo, Óscar, que era muy cercano, y su staff. Nos decía que trabajáramos y siguiéramos en la línea que estaba el equipo, que iba muy bien", ha reconocido el jugador cántabro en una entrevista con Radio Marca.
La paciencia de Pablo
Los números no mienten, y Pablo ya ha participado a mediados de octubre en más de la mitad de partidos --siete-- de la temporada pasada --trece-- con el Barça. La promesa que deslumbró en Primera RFEF con el Racing de Santander salió con destino a Girona a ganarse las habichuelas. De hecho, ya suma casi tantos minutos oficiales en la Liga como el curso pasado: 125 frente a los 138 que jugó en el primer equipo azulgrana.
Aun así, el joven de Soto de la Marina se tomó el salto de dos categorías con paciencia: "No me llegué a desesperar, sabía que el Barça era un destino difícil. Tuve la mentalidad de ir mejorando Mira los jugadores que hay en todas las partes del campo. Sobre todo, sabía que iba a mejorar muchísimo, porque ahí están los mejores jugadores del mundo. Fue un tiempo bueno para mí aunque no jugara mucho. Al final vas copiando cosas a los mejores jugadores".
Jordi Alba, el padrino
En la capital catalana, uno de los capitanes ejerció de anfitrión y se encargó de orientar a Pablo en su año de novicio por Can Barça: "Jordi Alba fue una especie de padrino en Barcelona. Aquí en Girona nos vamos juntando los jóvenes. Miguel Gutiérrez, que encima viene del Madrid, fue de los primeros que me acogió. Tengo muy buena relación con él. Cuando vino Éric, intenté integrarlo un poco".
Durante su período de cesión, el pupilo de Míchel mantiene el contacto con el preparador y con el delegado del Barça, que "sé que están pendientes de Éric y de mí. Ahora estoy muy feliz. Tenemos una buena plantilla y estamos haciendo las cosas bien. Es un proyecto ambicioso y tenemos un entrenador muy bueno".