La lava del volcán de La Palma (Canarias) le gana terreno al mar y crea un delta, o mejor dicho, una isla baja de 10 hectáreas. Y es que, a poco de que se cumplan dos semanas desde que dio comienzo la erupción, el balance que deja este desastre natural es devastador.

En total, 6.000 vecinos han sido desalojados, 981 edificios se han visto afectados y 855 casas han quedado sepultadas por el imparable avance de la lava hasta el mar. La lengua de material incandescente entraba en contacto con el mar a las 23:01 hora local del pasado lunes 27 de septiembre.

Isla baja

Desde entonces, las autoridades calculan que la superficie ganada al mar suma ya 500 metros de diámetro y se espera que en el transcurso de la erupción vaya a más. Por ello, y por las consecuencias nubes tóxicas de vapor, generadas por la entrada en contacto de la lava con el agua del océano, se ha establecido un perímetro preventivo de 5 kilómetros y otro de exclusión a 2,5 kilómetros alrededor de los ríos de lava.

Tal y como ya se anunció, el contraste térmico surgido de la fusión del mar con los restos provenientes del volcán, se ha producido nuevas explosiones, así como un incremento de sustancias en suspensión y humos tóxicos. De hecho, cuatro de los barrios de Tazacorte han sido confinados. Se trata de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa.

Medidas

Por el momento, la calidad del aire sigue siendo óptima y se sitúa en 50 microgramos de dióxido de azufre por metro cúbico, es decir, dentro de los parámetros establecidos. Asimismo, la columna de cenizas y gases se encuentra en torno a los 3.500 metros de altitud y sigue sin causar incidencias destacables al tráfico aéreo, según informan Aena y ENAIRE.

Con todo, en el mar sigue activa la prohibición de la navegación en aguas palmeras hasta nueva orden. Para el ejercicio de control náutico, se han movilizado dos medios de Salvamento Marítimo en la zona.