Los equipos de emergencia desplazados a la isla de La Palma (Canarias) trabajan a destajo para proteger a la ciudadanía de los daños que está provocando la erupción del volcán de Cumbre Vieja. En las últimas horas, los Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria han iniciado las labores para contener la colada de lava y reconducirla en su camino hacia el mar.
"Es una tarea casi imposible, pero que no sea por intentarlo", señalan desde el cuerpo. Se trata de una maniobra que se ha realizado en anteriores erupciones y que ha servido para salvar a la población de las zonas adyacentes a la explosión.
Trabajos de contención
Los trabajos se centran ahora en abrir una zanja mediante el uso de maquinaría pesada cerca de Todoque, capaz de detener el avance de la colada. A través de esta acción se permitiría enfriar los flancos de la lengua y reconducir el flujo hasta un barranco.
Desde primera hora de la mañana de este miércoles, la cascada de material incandescente se adentra en el núcleo urbano en el que, hasta hace unas horas, residían 1.300 personas. Todas ellas fueron desalojadas durante la jornada de ayer.
La colada se ralentiza
Con todo, la orografía del terreno juega a favor al perderse la verticalidad y provoca que el flujo de lava se ralentice todavía más. Por este motivo, desde el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias dan un margen a los vecinos para que puedan acceder al núcleo urbano para evacuar sus pertenencias.
En total cabe recordar que la erupción del volcán suma ya más 106 hectáreas arrasadas, entre las que se encuentran 300 propiedades. En concreto, 180 de ellas son viviendas. La cifra de vecinos evacuados asciende a más de 6.000 a las 12 del mediodía hora local, momento en que se inicia también la evacuación de la localidad de Jedey.