Charo Vega en 'Supervivientes' / MEDIASET

Charo Vega en 'Supervivientes' / MEDIASET

Famosos

Charo Vega, segunda expulsada en 'Supervivientes'

La cantante celebra la decisión de la audiencia y reconoce que no quiere volver a repetir la experiencia

6 mayo, 2022 00:18

Charo Vega ha conseguido lo que tanto ha pedido desde la última semana. La audiencia ha decidido que se convierta en la segunda expulsada de Supervivientes. Aunque no de forma oficial, todavía. Juan Muñoz, Ainhoa Cantalapiedra y Kiko Matamoros se han salvado.

La cantante no se ha podido alegrar más. Su actitud minutos antes de la expulsión lo decía todo. No ha querido participar en la prueba de recompensa, no ha querido meterse en los problemas de sus compañeros. Ha hecho todo para lograr esta expulsión más que buscada.

Experiencia

 

No se trata de una crítica, ella misma lo ha reconocido: "He soñado tanto este momento". Unas palabras que querían animar a Ainhoa y Marta Peñate, con quien poco a poco ha entablado mayor relación.

Tampoco es que le haya horrorizado estar en Honduras. “Me lo he pasado bien”, le confesaba a Jorge Javier Vázquez, eso sí sólo bien, “no muy bien”, matiza.

Íntima confesión

Como es habitual en ella ha optado por el sarcasmo para definir su estancia en la isla. “Me ha encantado la experiencia. Me ha encantado llenarme de picadas de mosquitos, llenarme piojos… Me han entrado las orugas por el mismísimo chichi”, confesaba.

La expulsión todavía no es definitiva. Vega se convierte ahora en un nuevo parásito, nombre de los que viven en la playa que lleva el mismo nombre. La audiencia decide ahora si será ella o Rubén Sánchez quién realmente se irá

Amago de abandono

No le ha gustado mucho la sorpresa. Ha suplicado por activa y por pasiva no quedarse en este lugar. "No tengo humor", le decía indignada a JJ. Tampoco le parecía estar acompañada del novio de Enrique del Pozo, "no sabe hacer nada de superviviencia".

Ha tenido que intervenir su nieto Manuel para convencerla y sonara su canción. Eso sí, no las tiene todas consigue. "Me vais a tender una trampa", desconfía. Pero se ha quedado