Cristina Gallego: "Igual no todo el mundo debería tener pareja"
La actriz representa un drama matrimonial teñido con toques de humor en 'Hasta que la muerte nos separe'
19 octubre, 2022 00:00Cristina Gallego iba para bailarina, pero una temprana lesión hizo que su camino fuera el de la interpretación. A los 13 años empezó en la escuela, a los 18 se fue a Madrid para formarse profesionalmente y a los 20 hizo las maletas y se marchó a Japón a trabajar.
Ella es una prueba más del esfuerzo que supone dedicarse a esta profesión, algo que no está de más recordar. Ahora es un rostro conocido de la televisión también, aparece desde hace cerca de dos años en El intermedio, pero como ella dice una cosa es la tele y la otra el teatro.
Humor y pareja
En los escenarios ha defendido textos de Mayorga, Jardiel Poncela, Rulo Pardo y Vanessa Monfort. Este 20 de octubre estrena un nuevo montaje junto a Jorge Muñoz en la sala Cuarta Pared de la capital, dentro del Festival SURGE, una obra que cuenta una historia dramática con muchos toques de humor.
Crónica Global habla con la actriz días antes del estreno para reflexionar tanto de la obra como las relaciones amorosas y la incidencia que tiene la cultura a la hora de fijar ciertos estereotipos.
--Pregunta: ¿Cómo definiría 'Hasta que la muerte nos separe'?
--Respuesta: Es algo así lo que ahora llaman dramedia, concepto del que no soy muy fan. Contamos la historia de la vida de una pareja en clave de comedia. Tenemos música en directo. Hay aspectos del drama, pero el humor no desaparece en ningún momento.
--Pero son como dos monólogos, ¿no?
--Nosotros rompemos la cuarta pared. Hay una serie de escenas que trabajamos al estilo monólogo y lo combinamos con escenas más teatrales. Diría que es más una reflexión no solo en voz alta, sino también en escenas de lo que vive esta pareja a lo largo del tiempo.
--¿Es una manera de dar los dos puntos de vista?
--Claro, a mí me gusta decir que es una reflexión en voz alta, de disección de los mundos de pareja. De los muchos modelos que pueden existir hemos elegido el de una pareja heterosexual que tiene una hija a lo largo de su relación. Me parece interesante hacer partícipe al espectador, pero no damos lecciones, planteamos el conflicto y cómo una pareja pasa del amor al desamor. ¿Qué pasa en medio? El pensamiento final es obra del espectador.
--¿Qué cometido juega esa hoja "ausente" en el escenario?
--Tiene un papel fundamental, como en la vida real. Los hijos a veces suponen un conflicto tan grande que se hace insuperable. Es muy interesante ese personaje que no está.
--¿Cree que así cuestionan a la vez ciertas concepciones del amor?
--Sí, porque si el amor es el motor de la pareja, éste se acaba. Nosotros no tenemos las respuestas, analizamos el por qué. Lo bueno es que todos se pueden sentir involucrados, hablamos de ese deterioro, porque si bien todas las parejas empiezan con mucho amor y hay parejas que duran para siempre, hay muchas que se rompen. ¿Por qué pasa eso? ¿En qué estamos fallando? ¿La culpa es del otro siempre? ¿Es de los dos?
--¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Se cuida poco el amor y se cae en la rutina?
--Sí, creo que a veces damos por hecho ciertas cosas. En un momento de la función ella dice: "Te amé como las mujeres aman a los hombres. No te amé bien, porque no sabemos amar, nadie nos enseñó". Asimismo, hay una canción en medio de la función llamada Lo cotidiano. No hay una conciencia directa de lo que uno va perdiendo en el camino y cuando te das cuenta ves que has invertido tanto tiempo y energía en la pareja que romper supone un conflicto. Han invertido demasiado para dejarlo todo de golpe. No sabes cómo has llegado hasta ahí, pero un día estás allí, y lo que tienes no es lo que quieres, no es suficiente y no sabes por qué. Eso es lo que contamos. No tenemos la sabiduría para saber no dónde está el problema, sino de qué manera se podría ver un poco antes, qué alarmas pueden saltar antes de caer en la rutina. También el cómo enfocar la llegada de un hijo, cómo lo hace el padre y cómo la madre. La madre a veces tiene la sensación de que es más suya porque la ha parido ella, la amante... y cómo todo ello distancia a la pareja y un día te das cuentas de que ya no estás conectado con el otro.
--¿También hace pensar en qué supone formar una familia?
--Claro, nosotros mencionamos que la sociedad te impone de alguna manera: te dicen que el objetivo es encontrar una pareja, casarte, formar una familia, tener un refugio y estar juntos hasta que la muerte nos separe. Lo que no te cuentan es que para mantener eso hacen falta unas herramientas que uno no siempre tiene o pone. Uno mira a su entorno y ve que la gente tiene hijos y son felices y siempre juntos. Claro que sin ser felices a veces esto no se sostiene y la sensación de fracaso de no haber conseguido aquello para lo que te han educado es muy fuerte. Igual no todo el mundo debería tener pareja o ese núcleo familiar. Una mujer se puede sentir muy realizada sin tener hijos, un hombre puede sentirlo sin tener una pareja estable. Tenemos que aprender a que estar solos es guay, y vivir sin forzarnos a estar con nadie. Saber estar solo cuando la vida no te ha ofrecido una cosa es un trabajo duro y de una inteligencia supina. Me parece que hay que trabajar en esa dirección. Todo eso lo dejamos caer y que el espectador piense lo que más le guste.
--Pero esa soledad te hace ser muchas veces la nota discordante.
--Claro, el hecho de ser soltera o soltero, sin hijos ni ninguna propiedad todavía hace ruido y lo deberíamos normalizar y estamos lejos de ello.
--En este sentido, ¿qué papel juega el teatro, el cine y la cultura en general a la hora de difundir esos modelos de pareja y familia? ¿Debe también plantear estos nuevos modelos?
--Sí, creo que los que nos dedicamos a esto no debemos desatender todo lo que sucede alrededor de esto. Yo todo lo que he tenido en mente a nivel de pareja durante media vida es lo que he mamado en las películas, aparte de la educación que recibes. Hemos de avanzar, evidentemente, en ese sentido y dar cobertura con más ahínco para cambiar unos roles que están superestablecidos como los de las familias. Estamos en una posición privilegiada para hacerlo y creo que es un deber.
--¿Cuándo decidió usted que se metería en la actuación?, porque empezó en el baile. ¿Y contar este tipo de historias?
--Sí, yo empecé con el ballet clásico. Desafortunadamente, lo tuve que dejar por problemas físicos de rodilla. Allí desemboqué en el grupo de teatro en el cole y a los 13 ya descubrí el escenario y me enamoré profundamente de él. A los 18 años me vine a Madrid a estudiar teatro. A los 13 no sabía qué quería contar, pero sí que el sitio en el que más me gustaba estar era en el escenario, siendo cualquier persona menos yo. No quería ser yo bajo ningún concepto. Ya con los años uno toma más conciencia y decide sobre qué quiere hablar y contar. Ahora poder elegir es muy interesante.
--Y se fue a Japón y trabajó en Parque España.
--Sí, a los 20 me fui a Japón y estuve trabajando en el parque temático de un pueblo perdido. Estuve un año cantando en japonés y vistiendo de cosas muy frikis (ríe).
--¿Y cómo fue esa experiencia?
--Una de las mejores experiencias de mi vida. A nivel personal me dio una disciplina con la que he seguido trabajando desde entonces. Me enfrento a todos los proyectos con la misma disciplina que aprendí allí, porque vi que me funcionaba y que hace que el trabajo salga adelante.
--Está bien hablar de la disciplina, porque muchos acusan que es muy fácil subir a un escenario.
--Es un trabajo muy exigente, es gratificante, pero el proceso hasta disfrutar con las funciones es arduo y a veces incluso frustrante. Esa mezcla es una bomba y debes estar preparada física y mentalmente para cualquier trabajo que pueda salir. No está de más recalcar que no es eso de ir vestida guapa en el mundo de los premios.
--Por último, entró hace unos años en televisión, ¿ayuda y da más visibilidad o la exponen a una a más críticas?
--Pues no he notado ni una cosa ni la otra. El público del teatro no es el mismo de la televisión. Hay gente a la que le suena mi cara y no sabía de qué les sonaba. No sé si a largo plazo pasará, pero no noto más exigencia. En el programa hago más comedia, por ejemplo, y en esta obra, no.