Muchos esperaban que la participación de Nacho Palau en Supervivientes fuera una declaración de guerra a Miguel Bosé. El mismo artista se puso a la defensiva. El paso de los días ha demostrado que no es así.

El escultor esquiva todas las preguntas peliagudas que le plantea Jorge Javier Vázquez gala tras gala. Sólo ha dejado caer algún que otro zasca, pero menos. Pasadas tres semanas, la debilidad ya se nota y empieza a abrir su corazón.

Deseo imposible

El valenciano ha expresado cuál es el deseo que no podrá ver cumplido en la isla. Los responsables del concurso han logrado a través de una carta que lo diga de forma clara y tajante.

El reality les ha planteado a los concursantes que confiesen cuáles serían las tres recompensas que les gustaría recibir. Palau lo tiene claro, la primera de todas es, "obviamente" ver a sus hijos.

Condicionante

"Creo que esa va a ser imposible", lamenta. Nacho ha dejado a sus hijos a cargo de Miguel Bosé, quien se los ha llevado a México y, muy probablemente, el artista no deje ver a los pequeños qué hace su padre en la tele. Todo porque la relación entre la pareja quedó más que tocada tras su ruptura.

Pese a todo, el escultor no ha querido perder la sonrisa y se conforma con los otros dos, "ver a algún familiar que no sean mis nanos y otra comer un buen plato de comida buenísimo", concluye entre risas.