María Pombo se ha desnudado en cuerpo y alma con Bertín Osborne y ha hablado sin pelos en la lengua sobre dos de sus aspectos más importantes de su vida: sus amores y su enfermedad.
La influencer es consciente de dónde surge su fama, de su relación con Álvaro Morata. Sin apenas mencionar su nombre indica: "Mi novio era famoso, me di a conocer por él".
Ruptura y trabajo
Allí empezó su carrera en las redes sociales. "Cuando rompimos tenía 30.000 seguidores, que eso es una burrada, pero me odiaron y se cabrearon conmigo y bajé a 15.000”, asegura. Claro que, por aquel entonces, no lo veía del todo grave.
“En ese momento aún no era trabajo y no me preocupé. Se quedó la gente que les gustaba quién era yo", considera. Una gente que fue a más ya que ahora tiene dos millones de followers.
Muchas peleas
Su separación no fue fácil. Cuando el futbolista del Real Madrid se fue a Turín, ella seguía intentando salvar su relación. Aunque en el medio, conoció a su actual marido, Pablo Castellanos. “Él me empezó a impulsar. Fue la primera persona que creyó en mí", asegura enamorada.
"Volví a Italia. Pero ya tenía todo el rato a Pablo en la cabeza. No me sentía valorada, nos peleábamos un montón, movidas... Y me vuelvo a España. Me quité esa espinita y descubrí que quien pensaba era mi gran amor no lo era", revela.
Esclerosis múltiple
Esta desgarradora confesión sobre su expareja no ha sido la única. También ha hablado sin tapujos sobre la esclerosis múltiple que padece. Una noticia que le pilló completamente fuera de juego. “Estuve 15 días sin subir nada, del shock”, apunta.
Sabe que es una enfermedad que es incurable, aunque existen varios tratamientos. “Lo que pasa es que si lo vas cogiendo tarde no hay marcha atrás", le matiza a Bertín y a los espectadores. Pese a que puede dar diferentes síntomas --"Es la enfermedad de las mil caras”, indica-- a ella le dio una especie de hormigueos.
Lapidaria
Y, de repente, se quedó embarazada. "Pensaba que mi bebé no iba a sobrevivir", reconoce Pombo. Aun así, cogió fuerzas porque ve cómo está su madre, que padece la misma enfermedad. No es una enfermedad que te fulmine en tres meses. Aunque es una faena, tengo un hijo, con mi madre no hemos ido de compras o a bailar, la ves apagándose y cada vez un poco peor", avanza.
En este sentido, lanza un mensaje para navegantes completamente demoledor: "No quiero ser una carga y que se preocupen por mí o no acompañar a mi hijo en su boda porque no pueda andar". Por el momento, no quiere que eso le impida hacer lo que le gusta. “La esclerosis no me define, es parte de mí pero no quiero que me defina. Hago mi vida normal hasta que no pueda hacerla”, concluye.