Sin duda, la longevidad es una cualidad inherente de los Windsor. Isabel Bowes-Lyon, esposa del rey Jorge VI y madre de la reina Isabel II de Inglaterra, fallecía el 30 de marzo de 2002, a los 102 años de edad y por el mismo camino parece ir su hija.
A pesar de que en los últimos meses la monarca británica ha tenido que sortear diferentes problemas de salud como el coronavirus, lo cierto es que en tan solo cuatro semanas, el 25 de abril, Isabel cumplirá 96 años. Y, ojo, porque ahora que ya ha batido el récord de años, en el trono, en concreto 68, se ha descubierto cuál podría ser el secreto de la eterna juventud que emana y que mucho tiene que ver con la dieta y sus hábitos de a diario.
Amante del buen comer y el buen beber
Por todos es sabido que la reina de Inglaterra es una amante del buen comer y, sobre todo, del buen beber, dos pasiones que habría heredado de su madre, y que así han corroborado algunos de los chefs que han pasado por Buckingham. En efecto, han sido los cocineros las personas que han filtrado su dieta y que confirman que sus ágapes incluyen buenos manjares y bebidas alcohólicas.
Por imposible que parezca, para empezar el día, la abuela de Harry y Guillermo se da una ducha de agua fría. Lo hace para así reactivar la circulación y llenarse de energía. Acto seguido, desayuna y como buena británica lo hace con su té preferido, el Earl Grey, en una taza china de hueso y le añade una gota de leche. Además, lo acompaña con algunas galletas, aunque eso sí, sin nada de azúcares. Ya a media mañana, se toma vaso de ginebra y Dubonnet, una bebida a base de vino dulce, acompañado de una rodaja de limón y un par de hielos.
Los principales ágapes del día
Para comer, apuesta por almuerzo ligero que suele estar compuesto por lenguado o salmón al vapor, o a la plancha, con verduras, como espinacas, acelgas o calabacín. Y es que además de al azúcar, su majestad también ha declarado la guerra al Almidón, lo que significa que las patatas fritas, el arroz o la pasta están prohibidos en palacio.
A media tarde es el turno de la merienda, otra comida ligera en la que el equipo le sirve un cátering con una degustación de sándwiches de pepino, salmón ahumado, huevo y mayonesa o jamón y mostaza. Todos ellos, sin corteza, para evitar calorías. Como no podía ser de otra hora, y coincidiendo con el tea time, una vez más, riega los alimentos con una tacita de té. En este pequeño agasajo también tienen cabida los dulces, y más, si son galletitas y pastas de miel y crema, jengibre, fruta y chocolate.
Toallas ásperas y pastillas homeopáticas
Antes de cenar, la monarca vuelve a pasar por la ducha, en esta ocasión, ya con agua caliente, aunque la nota curiosa se encuentra esta vez en las toallas. Según la que ha sido la chef de Isabel durante décadas, Darren McGrady, la reina utiliza toallas ásperas para secarse. La cocinera asegura también que para cenar sus platos predilectos son o bien un filete de venado o faisán en salsa de champiñones y whisky, o, por otro lado, un plató con salmón y que justo antes de irse a dormir se toma una copa de champán.
A su rutina alimentaria diaria, no faltan los suplementos como las pastillas homeopáticas que contienen granos de belladona, para combatir la sinusitis; tintura de ortiga y veneno de serpiente y de abejas, para así evitar resfriados, dolores de cabeza, artritis y cuidar la piel. Asimismo, ejercita su mente con rompecabezas, sudokus, crucigramas, jeroglíficos y todo tipo de pasatiempos.