Lo ha vuelto a hacer. A pesar de que hace dos semanas Olga Moreno se arrepentía de haber nombrado tanto a su familia en Supervivientes y aseguró que la iban a matar en su casa por sincerarse sobre su vida al lado de Antonio David, Rocío y David Flores, la concursante de Supervivientes ha olvidado su voto de silencio y se ha extendido nuevamente hablando de cómo es su especial relación con los hijos de Rocío Carrasco.

Y es que, tras unos días reflexionando sobre lo que se puede estar hablando en España sobre ella y sus confesiones, Olga ha llegado a la conclusión de que es su vida y tiene el derecho a hablar de ella si le apetece.

Reencuentro

"Yo no quería mencionar a ninguno de mis niños ni a mi marido, pero lo haces porque hablas de tu vida. Todos hablan de sus cosas. ¿Por qué yo voy a ser menos? ¿Estoy haciendo algo malo?", se preguntaba durante una conversación con algunos compañeros.

La mujer del ex guardia civil ha contado una vez más cómo es su relación con David y Rocío Flores, y ha confesado lo necesarios que son para ella y las ganas que tiene de reencontrarse con ellos cuando acabe el reality.

Un detalle

Y es que, a pesar de estar loca por hablar con su marido, si de algo tiene ganas Olga es de "recibir una carta de mi David. Moriría porque me de una carta de las suyas". "David si tiene que elegir de todo el mundo, se viene conmigo. Él me dice que sin mí no puede estar", ha desvelado Olga sobre el hijo de Rocío Carrasco, con el que le une una relación única.

"David es especial. Es un niño diez, tan cariñoso... Te deja querer. Se acuesta y me tiene que dar un beso o sino no duerme. Tiene pasión conmigo, me ama tanto...", ha revelado Moreno desde Honduras.

Apoyo

La sevillana también ha tenido palabras para Rocío Flores, a quien más necesita ver en estos momentos: "Tengo tantas ganas de abrazarla... He pensado tanto en ella. Tengo que decirle tantas cosas...Será porque ella ha estado aquí".

"Los amo con locura. Y ellos me aman a mi", ha asegurado Olga. "Con los niños tenía que estar todo bien, no podía llorar porque me podían ver mal. Nunca he podido llorar en alto. Con mi marido igual, le he tenido que dar mucho apoyo", ha contado muy emocionada la superviviente.