A lo largo de nueve capítulos Rocío Carrasco ha contado los maltratos sufridos por Antonio David y su hija, así como la pésima relación que tiene con ésta. De lo que menos se habla es de su relación con su hijo pequeño.
David, sufre el síndrome de Angelman, un trastorno genético-neuronal que afecta al desarrollo intelectual e incluso al habla. Un hecho por el que apenas se habla de él en la prensa ya que la propia familia así lo ha decidido. Este miércoles, en cambio, Rociito explica cómo “perdió” a su hijo.
Último contacto
En el capítulo 0, la esposa de Fidel Albiac reconocía que desde el 23 de junio de 2016 no ha vuelto a ver al niño, justo dos meses antes de su boda, casi cuatro años después de que dejara de ver Ro. Este hecho, le dolió personalmente ya que el pequeño no pudo asistir a la boda de su madre.
“David empieza a cambiar a partir de que su hermana no está ya en la casa”, reconoce Carrasco. Desde ese momento, “el padre iba a ver al niño al colegio durante el periodo” que estaba a cargo de su madre. Ella le acusa de que en esos momentos le iba diciendo cosas, entre otras que no hacía falta que estudiara porque lo haría famoso. “Yo ya me estaba oliendo que iba a terminar como había terminado lo otro”, apunta la madre en la docuserie.
Influencia del padre
Paloma García Pelayo asegura que Antonio David le llegó a decir que su ex lo había dejado tirado en el colegio en diversas ocasiones, incluso. Algo que comprobó que no era así. Eso no impidió que el padre no devolviera al pequeño después de dos meses extraordinarios que pasó con el guardia civil para que en septiembre pudiera asistir al enlace nupcial de su progenitora.
Carrasco presentó por aquel entonces una reclamación judicial para que devuelva al niño al domicilio materno. Un mes después un jugado de Alcobendas da la razón a la madre per la entrega “no sucede”, recuerda.
Denuncia y adultez
Antonioda presenta un recurso ante la decisión del tribunal y con eso ganó tiempo. Durante el periodo de resolución de las alegaciones el pequeño Da cumple la mayoría de edad. Un hecho que deja sin efecto la entrega forzosa que dictaminó un juez.
Con el joven ya entrado en la edad adulta, se le supone capacidad de decisión. David decide quedarse con su padre y su hermana. “Ese día me doy cuenta de que he parido dos veces pero que no tengo a ninguno de los dos”, lamenta Rocío.