Lejos de ser recibida con grandes fastos, Tamara Falcó ha vuelto una semana más a la tertulia de El Hormiguero sin todavía haber cambiado de "estamento social". La experta en moda continúa a la espera de ser reconocida oficialmente como marquesa de Griñón. Un hecho por el que a partir de ese momento pasará a ser tratada de "ilustrísima", aunque no de "excelentísima" como si lo es su madre, Isabel Preysler.
Y es que al parecer, ambas competirían por saber cuál de las dos tiene más rango, aunque según ha revelado nuestra cocinera favorita, a fecha de hoy ya es "semimarquesa".
Se pone seria
Sin embargo Tamara todavía no tiene muy claro para que le va a servir eso de ser marquesa, igual que tampoco sabe que es una alcayata. Y es que la socialité continúa con su apretadísima agenda laboral y social. Repleta de compromisos a los que asistir, la colaboradora de televisión se ha puesto seria para dejar muy claro que no ha incumplido de nuevo las leyes.
Tal y como ella misma ha asegurado, en esta última ocasión tuvo que saltarse el toque de queda por exigencias del guión: "Yo vengo a la tele que es mi trabajo, pero también tengo otro trabajo que son las redes sociales. Hay dos empresas que me han contratado para sacarme varias fotografías. Estas salidas están más que justificadas" ha explicado.
Sus confesiones
Además, la futura marquesa de Griñón ha querido dejar muy claro a Pablo Motos que "sí" que hubo una vez en la que se saltó el confinamiento, "pero ya pedí perdón públicamente por eso" ha manifestado la colaboradora.
Acto seguido, el presentador ha cambiado de tema y se ha puesto a hablar de la donación que va a hacer Juan Carlos I al fisco español. Para sorpresa de todos, la hija de Isabel Preysler ha confesado que siente "mucha pena por Juan Carlos I". Una declaración inédita que se suma a la de las últimas jornadas en las que admitió que le gustaba meterse con el PSOE o que pondría a Felipe González como presidente de España antes que a Pedro Sánchez.