La ópera no es sólo cosa de gente rica y mayor. Esa es la idea que quiere inculcar el Liceu a la juventud catalana y, con esta voluntad celebra una transgresora fiesta con DJ y baile de máscaras.
La idea está perfectamente ajustada a las fechas y, aunque no se crea, a uno de los grandes músicos de la ópera italiana. El evento se celebra justo en el arranque del Carnaval y dos días antes de que el teatro barcelonés presente la última versión de Un ballo in maschera, de Giuseppe Verdi.
Propuesta radical
Dentro de la iniciativa Liceu Under 35, el teatro de la ópera catalán por excelencia ha decidido apostar fuerte y revolucionar la sala. Este 7 de febrero Verdi llega con una increíble fiesta de disfraces digna del Carnaval veneciano (la máscara es fundamental) con una sesión DJ y stands de comida por el recinto.
Como si fuera más el antiguo Festival de Pedralbes que el Liceu, la idea es atraer al público joven y presentar uno de los espectáculos más revolucionarios de la temporada. La censura, se queda en la puerta.
Sin censuras
Un ballo in maschera fue una de las obras más polémicas de su autor. El italiano propone historia de envidia, cuando no celos, e intrigas políticas en un baile de máscaras al más puro estilo Jane Austen pero con internas propias de Succesion. Y claro, la sociedad del siglo XIX le pasó el filtro.
Las autoridades vaticanas de la época prohibieron la puesta en escena de ese baile que recuerda el Carnaval pagano y quiso borrar varias escenas más: no se podía asesinar a un rey en el escenario, había dificultades para mostrar escenas de brujería, ante la infidelidad debía haber remordimiento y los conspiradores tenían que odiar al duque por motivos hereditarios… Eso sin contar que no podía ser que un personaje femenino quien designa a un asesino.
Recuperación escenográfica
Ante esta situación, el compositor se vio obligado a hacer adaptaciones importantes y a transportar la trama de Suecia al Boston de finales del siglo XVII. Ahora, con la propuesta recuperada del británico Graham Vick, su director, Jacopo Spirei, todo va a llevarse mucho más lejos. Sobre todo, a nivel de puesta en escena: un féretro va a estar presidiendo un escenario con una pantalla semicircular de fondo.
Con todos estos elementos, y con la voluntad de acercar al público joven (de 18 a 35 años) a la ópera, el Liceu prepara el terreno con su particular baile de máscaras. Una fiesta carnavalesca para espectadores valientes.