El ramen gana cada vez más terreno. Parece que se haya tenido que acudir a Oriente para hacer que las sopas pierdan la fama de ser un plato soso y aburrido. Claro que quien piense eso, tal vez, es que hasta ahora desconocía tres caldos catalanes de toda la vida que no tienen nada que envidiar al plato japonés.
Uno de ellos es muy conocido, sobre todo, porque durante las Navidades se suele servir en casi todas las casas. Al menos, en todos los hogares donde no haya vegetarianos ni veganos. Se trata de la escudella.
La receta
Hablar en singular de una receta podría ser molesto, porque cada vez hay más cambios en la fórmula original. La base vegetal siempre es más o menos la misma: la col, la patata, el apio y el nabo son indispensables. Sobre las legumbres, hay debate, pero si se añaden son sólo garbanzos.
El gran dilema está en los huesos que se usan para dar el color más blanco posible al caldo. Los hay quien pone huesos de res e incluso la pata de jamón. Nada de eso, el chef Adelf Modales, del restaurante Topik, explicaba a Hule y mantel que deben ser espinazo blanco de cerdo, el jarrete de ternera con su tuétano, gallina, pollo, oreja de cerdo y pies de cerdo. Nada más, sólo la butifarra negra y blanca. ¿Y para la famosa pilota? Hay que mezclar mitad de carne picada de cerdo y mitad de carne picada de ternera. Lo de condimentarlos ya va a gustos.
Suquet de pescado
Si para la escudella el objetivo es claro, mezclar carne y pasta para conseguir un caldo blanco, para el suquet de pescado cada cual encuentra su camino. Claro que la base no se toca, un buen lomo de rape.
El fumet en sí, se hace a base de espinas y mariscos. ¿Cuáles? Los que se quieran. En cualquier caso, al mezclarse con la picada de ajo, perejil, almendras, tomate y pimiento y sumarle algunas patatas cobra un nuevo sabor.
Sopa de tomillo
La opción vegana llega al final, aunque en este caso no es gluten free. Como bien saben los amantes de este caldo añadirle al final unas rebanadas de pan duro lo hacen más apetitoso. Y es que es, tal vez, la que menos luce. No en vano, es un plato nacido en época de hambruna, de ahí que a Josep Pla le generara tristeza.
No es más que un caldo vegetal al que se le añaden varias ramas de tomillo que le dan un sabor más intenso, debido al potente sabor de esta planta. Si ya se opta por perder la fórmula vegana se puede optar por añadirle huevo o bien usar de base un caldo de pollo. Por opciones al ramen no será.